«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La residencia Otxartaga retoma con entusiasmo su labor sociosanitaria en la era de la nueva normalidad

Si hay un sector profesional que ha visto alterada su actividad durante la pandemia, han sido los centros geriátricos. Ellos han estado en el ojo del huracán durante esta la crisis sanitaria del Covid-19. Su labor sociosanitaria ha sido cuestionada y criticada a partes iguales, al tiempo que no siempre han contado con el reconocimiento social que se merecen. Sin embargo, estos son los profesionales que han cuidado de nuestros mayores, y lo han hecho con eficiencia y maestría. Un buen ejemplo es el equipo de la residencia de ancianos Otxartaga.

No ha sido fácil trabajar en medio de un panorama tan angustiante, donde el colectivo de personas mayores comprendía el grupo de mayor riesgo de contagio. Pero la pericia y el buen hacer del personal de la residencia Otxartaga ha sabido afrontar esta situación crítica con medidas de seguridad eficientes. Y su trabajo, su rápida capacidad de adaptación y sus esfuerzos extras han dado los frutos deseados: que la residencia quedase exenta de la virulencia de la Covid-19. Ninguno de sus residentes ni de sus empleados han salido infectados de esta batalla contra la pandemia.

Pasado el peor periodo de riesgo, el equipo del centro se prepara para adentrarse en la nueva normalidad y recuperar su rutina. Al menos, en la medida de lo posible. De momento, la residencia ha incrementado las medidas de seguridad y prevención necesarias para recibir las visitas de los familiares de sus usuarios. Asimismo, poco a poco se van retomando las actividades al aire libre con los ancianos, algo muy deseado por todos: residentes y personal geriátrico.

Por otra parte, los profesionales de esta residencia bilbaína están expectantes ante la posibilidad de que en breve el gobierno de Euskadi levante el estado de alarma. Saben que la nueva normalidad traerá muchos cambios y nuevas pautas, tanto para los profesionales como para los usuarios y sus familias.

Visitas de familiares con altas medidas de seguridad
Sin embargo, a la espera de que el Departamento de Sanidad concrete las medidas que habrá que adoptar, en Otxartaga se muestran emocionados y cautelosos al mismo tiempo. Anhelan retornar a las actividades y la rutina del centro que tenían antes de la cuarentena. Pero también son conscientes de que la pandemia del coronavirus aún no se ha superado. Lo cual potencia aún más su atención a la protección de la salud y el cuidado de las personas mayores.

Mientras se disipan las dudas sobre los protocolos de la nueva normalidad, la dirección de la residencia centra su preocupación en los usuarios y sus familias. Para éstas últimas ha sido muy duro el distanciamiento físico impuesto por el confinamiento social. Y, si bien desde la residencia Otxartaga han tratado de paliar esa separación con la comunicación tecnológica, no ha sido suficiente. Por eso, esperan poder compensar a familiares y usuarios el tiempo perdido, facilitando todo lo posible el contacto entre ellos, a pesar del rígido protocolo a seguir.

A fin de permitir los encuentros familiares, las residencias de personas mayores deben seguir estrictos protocolos de seguridad. Los cuales incluyen uso de mascarillas, limpieza del calzado, aplicación de gel de manos desinfectante y mantener la distancia de seguridad. Asimismo, los horarios de visitas se pautan previamente, porque los centros han de desinfectar los espacios comunes entre una tanda y otra. Pero también por cuestiones de limitación de aforo. Sin duda, tanta medida de protección inusual desconcierta a más de uno, pero ello no disminuye la intensidad de los encuentros.

A la espera de poder reabrir el centro de día
«Lo mejor es reabrir el centro de día lo antes posible. Especialmente, porque muchas familias necesitan dejar a sus mayores en el centro para ocuparse de sus otras obligaciones. Además de que muchos ancianos han sufrido algún grado de deterioro en su salud durante este confinamiento», confiesa la dirección. En efecto, el centro de día Otxartaga permanece clausurado desde el 13 de marzo a instancias de las medidas tomadas por las Autoridades Sanitarias.

No obstante, la dirección del centro espera poder retomar su funcionamiento en breve, apenas les den luz verde desde la Diputación Foral. Mientras tanto, sus trabajadores se afanan por acondicionar las instalaciones, en función a los nuevos requerimientos impuestos por los protocolos de seguridad e higiene.

Como señalan desde este centro geriátrico de Ortuella: «aunque aún hay riesgo de infección, es importante aprender a coexistir con esta pandemia. Porque las familias, y muchas personas mayores que viven solas, necesitan que el centro reabra sus puertas».

Y es que el servicio social y comunitario que ofrecen los centros de días para mayores cumple una función esencial en la vida de muchas familias. Gracias a ellos, la población de edad avanzada puede mantener un buen nivel de bienestar físico, cognitivo, social y emocional. Una cuestión de vital relevancia, especialmente para aquellas personas dependientes. Pero, asimismo, para sus familiares, ya que encuentran en este servicio un apoyo externo imprescindibles para poder conciliar su vida laboral y familiar. Tal como mencionan con preocupación el personal de la residencia y centro de día Otxartaga. Ahora que la sociedad vasca está próxima a abandonar el estado de alarma, confían en poder dar respuesta a estas demandas sociales y muchas otras.

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