“La querella contra Mas aleja la vía del diálogo” este es el titular, todo un editorial, de la Vanguardia de hoy. Cumplir la Ley, pagar por saltársela o la Ley misma’, es algo que rige para los ciudadanos de a pie. Los políticos, la política, están muy por encima. Con esto la democracia, ¿en que se convierte? ¿Aceptamos como buena la dictadura de la política? Precisamente la gran ventaja de la democracia es que nadie está por encima de la ley. Ley que, por cierto, nos hemos dado democráticamente todos. La obscenidad del titular de la Vanguardia es esférica: mires por donde lo mires es obsceno. Es toda una declaración del nuevo régimen que parece han instaurado en España y después se escandalizan de que haya corrupción. Es la corrupción misma del Estado de derecho. Está tan extendido este concepto que hasta la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega, se ha atrevido a decir, al conocer su posible querella por la fiscalía, que “cada vez nos empujan más fuera de España”. Vaya concepto que tiene de la justicia. Parece querer decir: Yo solo me siento bien cuando como política puedo hacer lo que me venga en gana. ¿Qué dirá el que roba, el que mata, el que…? Dirá que no le quieren en España y no le faltará razón, no le queremos comportándose así en sociedad y bien que hacemos.
Cuando Maragall primero y Mas después declararon frente al nuevo proyecto de Estatuto de Cataluña que si no era constitucional, había que adaptar la Constitución, sentaron las bases de este despropósito democrático de considerar a los políticos, a la política, por encima de la Ley y así se acaba con la Ley, la política y el Estado.
No entiendo nada. ¿Qué ha fallado para qué alguien en democracia se considere por encima de la Ley? ¿Qué entienden por democracia si abiertamente se considera que no todos somos iguales frente a la Ley? ¿Alguien me lo explica?