Jugaba a la pelota con su madre a poco metros de la orilla, con el agua a la altura de la cintura, cuando fue atacado. Un niño de 10 años se convirtió en trágico protagonista de la jornada playera que cientos de bañistas vivían el pasado domingo en Brevard County (Florida), al sufrir el ataque de un tiburón que le hirió gravemente la pierna.
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Los socorristas vieron los gestos que el pequeño comenzó a hacer en el agua y corrieron en su ayuda. «Estaba todo lleno de sangre -recuerda Eisen Witcher, del equipo Ocean Rescue- Sacamos al pequeño y tratamos de detener la hemorragia». De manera inmediata, el niño fue trasladado al Hospital Cape Canaveral donde, debido a la gravedad de las heridas que presentaba en la pierna, se decidió su traslado al Hospital Infantil Arnold Palmer, en Orlando.
Es unas de las lesiones más importantes que hemos visto nunca, explicaba el responsable del equipo Ocean Rescue que atendió al pequeño, Eisen Witcher, que, por el tamaño de la herida, cree que el animal que atacó al niño pudo ser un ejemplar joven de tiburón toro. La playa permaneció cerrada una hora como medida de seguridad y, pasado ese tiempo, se reabrió con normalidad.
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Heridas en el torso y el cuello
El pasado mes de abril, en la cercana playa de Palm Beach, otro hombre fue atacado por un tiburón, que le mordió en el torso y el cuello mientras practicaba pesca submarina.
El estado de Florida encabeza el ranking de playas estadounidenses con más ataques de tiburón (28 desde que se contabilizan, un 54% del total), informa el Registro Internacional de Ataques de Tiburón, que sitúa a las playas de Volusia, Broward y Palm Beach como las más peligrosas.
