«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Pedro Alfaro: “Los políticos lo único que quieren es sonar más fuerte que su rival”

MusicalThinkers es una consultora española de transformación especializada en la aplicación de la música como herramienta de transformación en equipos y organizaciones, así como en el training de la escucha como competencia transversal clave para la adaptación, la innovación y el desarrollo del talento en un contexto de cambio constante. Básicamente, diseñan  junto a sus clientes y colaboradores talleres, jornadas e itinerarios de transformación inspirados por la experiencia musical.

Entre sus clientes están Banco Santander, Bankia, AIG, AXA, Roche, Mapfre, PWC, PWC, IE University, Amadeus e IE, entre otros.

“Nuestro objetivo es hacer que los participantes entiendan, a partir de dinámicas musicales, que otra manera de construir juntos es posible. Que cuando son capaces de escuchar a sus clientes, de escucharse y valorarse verdaderamente unos a otros, su colaboración y resultados se multiplican exponencialmente” afirma Alfaro.

“La música es un vector, pero lo importante es que salgan de cada experiencia habiendo palpado su mejor versión posible. Después nos ocupamos de facilitar que conecten esa experiencia inspiradora con un camino de crecimiento común en su día a día y les ayudamos a lograrlo ”

Para ello desarrollan sesiones para grupos de entre 6 y 500 personas “en español, inglés y francés”, explica Pedro Alfaro, Director y Fundador de MusicalThinkers, con quien hablamos para conocer su proyecto.

¿Cómo te definirías?

Cuando era un joven estudiante de violonchelo, solía comparar la música con la vida constantemente. Mi padre me decía que era como el torero Jesulín de Ubrique, que siempre decía “Esto es como un toro”. Pues yo igual pero con la música y lo cierto es que en este sentido no he cambiado mucho…

Soy un músico que busca descubrir y hacer descubrir lo que la música nos enseña, que es mucho, profundo, práctico y valioso.

Soy un consultor especializado en transformación cultural. En los últimos años, de la mano de la consultora francesa CEE-Management he participado en numerosos seminarios de transformación de los que he aprendido de la realidad de muchos equipos.

Pero si tuviera que definirme de algún modo, sería como traductor, como puente entre estos dos mundos tan aparentemente distantes pero profundamente unidos, como son el de la música y el de la empresa.

También soy un padre de familia, felizmente casado y con 4 hijos maravillosos

“Para mí la música significa inspiración y un motivo continuo de esperanza. Mientras haya música hay esperanza”.

¿Qué significa la música para ti?

Creo en la música, no solo como herramienta, sino también como la mejor y en ocasiones única puerta de acceso a las emociones más profundas de la persona. Para mí la música significa inspiración y un motivo continuo de esperanza. Mientras haya música hay esperanza.

 

Hablas del poder transformador de la música, ¿no te parece demasiado aspiracional?

En absoluto. Cuando realicé el máster en Humanidades tuve la suerte de ser discípulo del filósofo Alfonso López Quintás. El poder transformador de la música lo aprendí de él, que veía su enorme potencial como espacio de encuentro entre las personas.

Lo único que he hecho después ha sido ponerlo en práctica, demostrarlo caminando.

He podido comprobar en más de 600 actividades en los últimos años este potencial.

No me canso de ver cómo actúa la música en cada una de ellas. Parece magia, pero no lo es. Existen muchas explicaciones científicas, psicológicas y filosóficas.

“La política de bandos, parece más la política de bandas que no se escuchan. Al final lo que suena es una música distorsionada”.

A algunos políticos no les vendría mal un poco de MusicalThinking, ¿no crees?

Me consta que a algunos les gusta realmente la música. Lo que pasa es que son como músicos que ya tienen su partitura de serie y lo único que quieren es que suene más fuerte que la del de al lado, la de su rival. La política de bandos, parece más la política de bandas que no se escuchan. Al final lo que suena es una música distorsionada. El actual sistema no ayuda en absoluto a generar los espacios de encuentro necesarios para afrontar los retos actuales. Es como si uno intenta tocar jazz con una partitura de Beethoven… Algo tendrá que evolucionar nuestro sistema o el futuro será cada vez más disonante. Por otra parte, si existiese una cultura de escucha la política sería otra cosa y todo sería más fácil.

¿En qué se basa vuestra propuesta?

Nuestra propuesta se basa principalmente en la toma de consciencia de la importancia central que tiene nuestra capacidad de escucha y atención para que todo salga lo mejor posible. La calidad de nuestra escucha incide en nuestro bienestar y nuestra eficiencia, tanto dentro como fuera de nuestro espacio profesional. También juega un rol fundamental la confianza que se genera en cada una de nuestras actividades. La confianza es como el aceite que engrasa las bisagras de nuestras relaciones. Sin ella el motor se rompe.

Hace poco me encontré con una persona de un comité de dirección con el que realicé una actividad hace años. Me confesó que ésta fue la única actividad que les hizo sentir en verdadera confianza como equipo y que todavía conservan un gratísimo recuerdo.

Ofrecemos una experiencia participativa innovadora en su fondo y forma. Se trata de una experiencia que divierte y emociona”

¿Y qué experiencia ofrecéis a las personas y empresas que participan en vuestras exposiciones?

Ofrecemos una experiencia participativa innovadora en su fondo y forma.

Se trata de una experiencia que divierte y emociona, pero sobre todo llena de sentido para cada contexto, porque la diseñamos a medida en cada ocasión sobre la base de las necesidades de nuestros clientes y nuestra experiencia.

En nuestros labs y formaciones, los participantes comprueban cómo gracias principalmente a su capacidad de escucha, son capaces de relacionarse armónicamente, desafiando su teórica falta de conocimientos musicales.

Empiezan creyendo que no saben nada de música y que nada puede salir y terminan improvisando y creando nueva música, llenos de entusiasmo. Entran pensando que nada puede cambiar y salen soñando cómo podrían llegar a sonar juntos si colaborasen como lo hacen los verdaderos músicos.

¿Y tal como está el patio se puede vivir de la música?

(Risas) Desde luego que sí, pero es importante buscar tu espacio y ofrecer un valor diferencial. En nuestro caso, lo que ofrecemos es música y un impacto único avalado por más de una década de experiencia en su aplicación al mundo corporativo.

La cuestión no es solo cómo vivir de la música, sino cómo la música nos enseña a vivir.

Entre tanta gratificación musical, ¿qué es lo que más disfruta?

Antes disfrutaba mucho en cada actividad. Ahora sigo haciéndolo, pero me resulta más gratificante diseñar nuevas propuestas y formar a otros directores y músicos. Por otra parte tengo la suerte de que lo que hago llama la atención de muchos y muy buenos consultores y coaches. Profesionales de mente abierta y mucha experiencia con los cuales co-creamos nuevas propuestas y de los que aprendo constantemente. Me encanta descubrir todo lo que no sé, aprender escuchando y ver que mis ideas también enriquecen a otros, siempre con la mirada puesta en impactar y transformar con sentido.

También me gusta gestionar a mi equipo del cual aprendo mucho también. Aplicar lo que predico con mi gente no es fácil, pero cuando veo los resultados, también me resulta muy gratificante. Casi nada, ¿verdad?

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