«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Yo me pido un fiscal como Horrach

“Cuando el puerto de destino está determinado antes de iniciar la investigación, basado en meras conjeturas, contamina de tal forma la marcha exploratoria que la convierte en un itinerario inamovible, en el cual los parámetros de imparcialidad, objetividad e incongruencia que deben presidir cualquier actuación que deben presidir cualquier actuación judicial quedan relegados” (sic) eso escribe el Fiscal Anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach.

Pasando por alto el adjetivo Anticorrupción (¿hay fiscales pro-corrupción?), Pedro Horrach debería ser objeto de medidas disciplinarias por media docena de cosas. En primer lugar por insultar tan gravemente la actuación del instructor del “caso Nóos”, José Castro ofreciendo a los ciudadanos un espectáculo lamentable. En segundo lugar por ofrecer entrevistas a Vanity Fair en las que expone la ejemplaridad e inocencia de una persona –la Infanta Elena- que, lamentablemente es objeto de su trabajo. Y cuál es su trabajo, pues el de acusador público, representante del ministerio público, es decir de todo menos amable y solicito con los presuntos delincuentes… así es con todos, menos con Cristina de Borbón.

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¿Es o no este mismo tipo al que le descubrieron un  escrito confidencial en el que perfilaba la estrategia para «ganar la guerra» en referencia a Cristina de Borbón? Ahí le pilló Interviú. ¿Ese es el papel de un Fiscal Anticorrupción? ¿Va a consentir el CGPJ que el Fiscal Horrach opine por escrito en un recurso que un juez haga una imputación penal basándola en conjeturas?

¡Es de traca! ¿Qué entiende Horrach del tan cacareado: Todos somos iguales ante la ley? Personalmente, perdí la fe en los fiscales cuando en Barcelona negociaron con la defensa de políticos de Unió: pagar a la Justicia para no ingresar en prisión. Luego tuvo que salir la Audiencia de Barcelona y recordar al ministerio público que su papel era otro: hacer cumplir la ley de forma inflexible. Si acaso, ser los duros de la película judicial. Esta nueva versión de fiscales defensores del imputado, no me entra en la cabeza. Me gustan más los que se juegan el cargo persiguiendo la verdad como Jim Garrison, Pedro Horrach es su anti-modelo,

 

Bueno, me entrará, si Horrach es el elegido para un buen cargo en algún tribunal que dependa del Gobierno, del que por cierto un fiscal es un servidor más, o ¿era un siervo más?

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