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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

«La tirania mundial del capital globalizado»

Ha cumplido ochenta años y para la denominada izquierda Jean Ziegler, miembro Asesor del Consejo de Derecho Humanos de la ONU, sigue siendo un referencia obligada. Sus análisis políticos en general y en lo que al modelo capitalista en particular se refiere contienen siempre, no se si lucidez plena, pero desde luego apuntan al centro de los problemas. Otra cosa, como digo, es las soluciones o los asertos sean siempre compartibles.

Su tesis es rotunda: “el capitalismo ha llegado a su estado paroxistico”. Y este estado se caracteriza, en opinión del profesor emérito de Sociología en la Sorbona, en que el capitalismo ha tomado las riendas del mundo, anulando la efectividad de las decisiones políticas. Sostiene que la movilidad de capitales y lo que llama el cinismo de la banca provocan que las grandes corporaciones mundiales puedan oponerse a cualquier decisión de cualquier Estado que nos les complazca. Por ello sostiene que vivimos bajo la “tiranía mundial del capital globalizado”.

Son, sin duda, análisis extremos, opiniones en la frontera de la proclama política demagógica por encima del análisis sereno. Pero no por ello debemos dejar de prestarles atención. Hace años, una vez caído el muro de Berlín, se sentenció la situación con una frase que se convirtió en mantra: el fin de la Historia, con la que se quería expresar que el capitalismo habia ganado la batalla y el debate se concluyó con su victoria

Unos cuantos años después se demuestra que este postulado no es exacto. La batalla ideológica sigue viva y ha tomado cuerpo con algunos posicionamientos mas que extremos. Pensemos en nuestro país, en donde la formación Podemos, gracias, entre otras cosas, al protagonismo que le conceden los medios de comunicación y las diatribas del gobierno, asciende en votos con un programa que en esencia consiste en demoler el sistema de economía de mercado. No, no ha terminado el debate.

El problema es que algo de razón se contiene en la palabras de Ziegler. El capitalismo financiero, como ya denuncié hace muchos años en el Vaticano, nos iba a traer problemas. Porque no conviene confundir economía de mercado y capitalismo financiero.Son dos realidades objetivables diversas. La economía de mercado tiene como objetivo la riqueza en sentido real, la creación de esa riqueza. El capitalismo financiero funciona centrado en el dinero en cuanto realidad susceptible de ser movida a lo largo del mundo  casi sin control debido la libertad de circulación de capitales. Este elemento, el libre movimiento del capital financiero en el mundo, tiene, sin la menor de las dudas, importancia política. No solo económica, sino política.

En realidad no es que el capitalismo financiero se imponga sobre los Estados. Es que funciona lo que he llamado el Sistema, integrado por una trilogía definida con la clase política, el sistema financiero y los instrumentos mediáticos que conforman un red de intereses mutua.Por ello es imprescindible recuperar la esencia de la vieja economía de mercado, que pone el acento en la economía real. Hay que, sin la menor duda, reducir el exceso del capitalismo financiero porque de otro modo el debate no solo continuará sino que será cada día mas agrio.

Un ejemplo: Caixa Cataluña acaba de costar a los contribuyentes 12.000 millones de euros. Es una cifra monstruosa. Como referencia les diré que es cuatro vecessuperior al supuesto agujero de Banesto. Y aquí no hay recuperación. Se trata de fallidos. Y no pasa nada. Sencillamente por una razón, porque el responsable máximo parece ser Narcis Serra, ex vicepresidente del gobierno, el controlador de los secretos del CESID, bajo cuyo mandato se grabaron conversaciones hasta del entonces Rey de España. Este tipo de cosas son las que provocan que el pensamiento sobre la imbricación capitalismo financiero-clase política pueda ser algo mas que una mera elucubración teórica.

 

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