«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un monje japonés demanda a su templo por exceso de trabajo

Koyasan, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 2004 como uno de los sitios sagrados de peregrinaje más importantes del mundo, ofrece en varios de sus templos «shukubo», un tipo de hospedaje para que los peregrinos experimenten cómo es la vida de los monjes.


Un monje japonés ha demandado al templo budista en el que vivía por exceso de trabajo, una situación que le obligó a pedir la baja por depresión, según recogieron hoy medios locales.
El religioso, de 40 años y empleado en uno de los templos de Koyasan (oeste) -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y meca del budismo en Japón-, reclama ahora una compensación de 8,6 millones de yenes (66.000 euros/78.000 dólares) por los daños ocasionados y las pagas no percibidas.
El monje, que comenzó a trabajar en el templo en 2008, iniciaba su jornada laboral a las 5 de la mañana para atender a las personas que se hospedaban en el lugar y a los visitantes que acudían a rezar y terminaba bien entrada la noche, según detalla la denuncia presentada y recogida por la agencia Kyodo.
El religioso, que sufrió una depresión en 2015 que le llevó a pedir una baja un año después, llegó incluso a permanecer un mes sin tener un sólo día libre.
Unos 50 de los 117 templos que existen en el Monte Koya hospedan a turistas y personas interesados en el budismo, cuya cifra se ha multiplicado desde 2015 en el marco del 1.200 aniversario de la fundación de su templo principal, Kongobuji.
Durante ese año, el religioso habría trabajado 64 días consecutivos entre los meses de marzo y mayo y 32 entre septiembre y octubre.
Según explicó el abogado del monje, su objetivo es arrojar luz sobre la gran carga de trabajo que sufren los encargados de gestionar los templos, que, sin embargo, no se ve reflejada en los salarios que reciben por sus servicios.
Koyasan, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 2004 como uno de los sitios sagrados de peregrinaje más importantes del mundo, ofrece en varios de sus templos «shukubo», un tipo de hospedaje para que los peregrinos experimenten cómo es la vida de los monjes.

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