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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un mando de los Mossos, a la Guardia Civil: 'No reconozco vuestra autoridad'

Un cabo de los Mossos de Esquadra le dijo a un guardia civil el pasado 1-O que «únicamente reconocía órdenes de Trapero».

Un cabo de los Mossos de Esquadra le dijo a un guardia civil a su llegada a un colegio de Sant Cebrià de Vallalta (Barcelona) el pasado 1-O que «no le reconocía como agente de la autoridad», que «únicamente reconocía órdenes de Trapero» y que «tampoco reconocía al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña».
Estas manifestaciones figuran en un informe de la Guardia Civil remitido al Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional que recoge determinadas actuaciones de los agentes del Instituto Armado en colegios e institutos de Cataluña durante el pasado referéndum del 1-O, suspendido por el Tribunal Constitucional.
Una de esas intervenciones tuvo lugar en el colegio El Pí Gros de Sant Cebrià de Vallalta, en el que los agentes tardaron tres horas y media en acceder al centro escolar, debido a la «actitud violenta de los concentrados».
El texto cuenta cómo en las inmediaciones de este colegio había dos agentes de los Mossos, uno de los cuales era un cabo, quien tras el primer intento de los guardias civiles para entrar en el centro llegó a manifestar a un agente que «no le reconocía como agente de la autoridad, y que únicamente reconocía y obedecía órdenes del mayor (Josep Lluís Trapero)» así como que «tampoco reconocía al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC)».
Tanto en este caso como en otras actuaciones en colegios, los agentes ponen de manifiesto la «actitud totalmente pasiva» de los mossos desplegados, muchos de ellos observando los centros a más de 100 metros de distancia y sin tomar medidas para impedir la votación ni precintar los locales.
Así se observa en una fotografía aportada en el informe respecto de la actuación en el Centro de Atención Primaria en Sant Andreu de la Barca (Barcelona), en la que se ve a ocho agentes de los Mossos hablando en un corrillo o con los brazos cruzados justo en el momento en el que los guardias civiles trataban de entrar al centro. Esta imagen se repitió en el Ayuntamiento de Fonollosa (Barcelona).
En el Instituto Quercus de Sant Joan de Vilatorrada, varios mossos se interpusieron delante de la formación de agentes que avanzaba al centro y «en tono amenazante» les requerían autorización judicial. Todo ello sucedió mientras varias personas que presenciaron la escena animaban al grito de «mossos, mossos».
Fue en este centro donde, tras romper el cristal para acceder al interior, un guardia civil recibió el impacto de «una silla metálica que fue arrojada con fuerza» por parte de una persona que estaba dentro.
También en el Centro Cívico de Villalba Saserra, una agente de los Mossos se mostró contraria a la acción policial profiriendo gritos de «quina vergonya (qué vergüenza)», mientras que otro en el Ayuntamiento de la Tallada de l’Empordà respondió así a un guardia civil que le había solicitado ayuda para entrar al centro bloqueado por unas 40 personas: «¿Por qué motivo? No molestan».
Incluso, añade el texto, en este lugar «se pudo observar cómo los mossos allí presentes llegaron a abrazar a algunos de los agresores que participaron activamente en la resistencia».
El documento explica que en muchas ocasiones los guardias civiles solicitaron colaboración a los mossos desplazados, pero estos se mostraban pasivos, dando vueltas y manipulando sus teléfonos permanentemente a una cierta distancia de los locales.
De hecho, en algunos locales se vio a mossos grabando las actuaciones policiales con sus teléfonos como sucedió en el Ayuntamiento de Siruana (Gerona). Este agente, además, propinó un empujón al responsable del dispositivo.

La Guardia Civil cree que mossos de paisano vigilaron la casa de la detenida por el 1-O

La Guardia Civil sospecha que los Mossos de Esquadra montaron tres turnos de vigilancia diarios con agentes de paisano en el domicilio de Natàlia Garriga, exalto cargo de la Generalitat detenida por el 1-O, para protegerla de la investigación judicial abierta por los preparativos del referéndum.
Así lo deduce la Guardia Civil de las conversaciones telefónicas intervenidas por orden del titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona a los investigados por los preparativos del 1-O, incluidas en el atestado que ha presentado ante la juez de la Audiencia Nacional que ha abierto una causa por sedición.
El atestado incluye una conversación telefónica que Natàlia Garriga, exdirectora de Servicios del Departamento de Vicepresidencia, mantuvo el pasado 29 de septiembre con una persona no identificada que, según la Guardia Civil, «se desprende con total nitidez que es un policía».
En esa charla, el supuesto policía, tras recibir una llamada de Garriga, le comunica que ese mismo día su «prefectura» le ha dado vía libre para «hacer servicio con ella» en tres turnos de trabajo -mañana, tarde y noche-, mediante «patrullas no logotipadas del área sin uniforme».
El supuesto agente avisa también a Garriga de que, si tiene un momento «se acercará» para darle «cuatro consejos para temas de medios técnicos y alguna rutina», en lo que la Guardia Civil entiende como una «clara referencia al uso de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, ordenadores y otros sistemas de comunicación».
En otra de las escuchas, el exdirector general de Patrimonio Francesc Sustrias -uno de los 14 detenidos por los preparativos del referéndum- llama al director de los Mossos de Esquadra, Pere Soler, y le dice que le tiene que «pedir una cosa y seguro que no es el primero».
Soler le contesta que «ya están en ello» porque han «aumentado la contravigilancia a los que han estado más expuestos» y que ya hablarían del asunto, a lo que Sutrias responde que «no se reúne con nadie en su despacho por razones obvias», por lo que ambos quedan en verse.
Otra de las conversaciones que figura en el atestado es la que mantuvieron el 23 de septiembre pasado el jurista Carles Viver Pi-Sunyer, director del Instituto de Estudios del Autogobierno e investigado por los preparativos del referéndum, con Margarita Gil, exdirectora de servicios jurídicos de la Generalitat y esposa del exconsejero de Interior Jordi Jané.
Viver Pi-Sunyer comenta en esa charla a Margarita Gil que había «limpiado» su teléfono móvil porque su esposo -Jané- le había avisado tiempo atrás de que «fueran con cuidado». «Le hice caso, así que no encontrarán grandes cosas», añade.
 
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