El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido en TVE -media hora más tarde de lo previsto- tras anunciar que seguirá en el cargo. Como era de esperar, se ha referido a dos de los temas que sus principales terminales mediáticas más han mencionado en las últimas horas: la renovación del CGPJ y la lucha contra los medios disidentes.
Para sorpresa de pocos, el líder socialista ha anunciado que, tras casi cinco años intentándolo, buscará una vía distinta a un acuerdo con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) insinuando que lo llevará al Parlamento, donde tiene mayoría gracias al apoyo de los separatistas. Además, ha anunciado que tomará medidas a corto plazo para pelear contra la «desinformación».
«Lo que he venido sufriendo los últimos diez años con mi familia es acoso, se trata de una campaña de difamación a mis ideas y mi entorno familiar. Cuando conocíamos que se abría una investigación a mi mujer por una denuncia de un sindicato de ultraderecha –Manos Limpias– decidí parar a reflexionar», ha arrancado desde su ya recurrente victimismo.
Pese a que en Ferraz, sede del partido para la que fletaron autobuses de toda España el pasado sábado, sólo aparecieron unas 10.000 personas, el presidente ha insinuado que es lo que le ha animado a seguir: «Estos días han sido gratificantes. He recibido muchos mensajes de apoyo y solidaridad y la movilización que se ha producido quiere decir que la gente está harta de la política del fango».
«El miércoles mandé una carta exponiendo mis sentimientos tras diez años de acoso, algo que han sufrido otros políticos de izquierdas, sindicalistas o artistas. No le niego que durante estos días he meditado mucho la decisión y, tras publicar la carta, Begoña fue la primera que me dijo ‘no dimitas’; pero llevaba diez años sin parar y necesitaba saber si esto merecía la pena«.
Más tarde, ha remarcado que su continuidad iba a depender del apoyo social: «Estaba buscando la respuesta de la ciudadanía. Quería ver si estaban dispuestos a que hiciésemos algo para parar esto. Debemos abrir un debate sobre qué hacer ante la mentira y la difamación del debate público. Esto ha entrado de lleno en los hogares y se están preguntando cómo podemos salvar la democracia ante el auge de estos ‘pseudomedios’ que la están deteriorando«, ha añadido insinuando cuáles serán sus próximas medidas.
«Mi pareja ha sufrido acoso desde que llegué a la presidencia del Gobierno. Espero que esto no quede impune y los responsables rindan cuentas ante la Justicia porque este no es un tema que me afecte a mi, este tipo de bulos afectan a la convivencia de la ciudadanía y no es normal que, pese al crecimiento de la nación, la conversación pública discurra por otros cauces».
«Esos digitales no son medios de comunicación, están manchando la imagen de los de verdad. Y denuncias como la de mi mujer están contribuyendo a acabar con la credibilidad del Poder Judicial. Mi única autocrítica es no haberme enfrentado antes a este problema, pero me he ocupado de diversas crisis como la pandemia».
Haciendo un paralelismo con la política norteamericana, Sánchez ha contado que, recientemente, Hillary Clinton le contó en qué consistía la teoría del ‘pizzagate’: «En EEUU, estamos viendo que la desinformación ha creado corrientes antivacunas e incluso me transmitieron que hay jóvenes que acuden a pizzerías en busca de proxenetismo. Tenemos en frente a unos partidos, unas asociaciones y unos medios que han dado por perdida la batalla de las ideas y solo quieren la destrucción del adversario».
«No podemos confundir la libertad de expresión con la libertad de difamación. Eso es situar el foco en la víctima y no en el agresor. Esto es un punto y a parte, y eso significa el rechazo a la desinformación y los bulos que están minando la convivencia. Cuando uno va al parlamento, solo ve insultos, bulos y desinformación, no argumentos».
Respecto a la Justicia, Sánchez ha querido dirigirse directamente a ellos para convencerles de sus intenciones: «Me gustaría que los miembros del CGPJ y la judicatura en general fuesen conscientes de que el Gobierno quiere ayudar al Poder Judicial. Yo no estoy en contra de la libertad de la justicia, creo en la separación de poderes, y es el momento de fortalecerlos. Este secuestro está debilitando su credibilidad y tenemos que darle respuesta».
«Mi responsabilidad es buscar una solución. Nuestro objetivo es hacer frente a esas redes sociales y webs financiadas por gobiernos autonómicos y algunas empresas. Hay medios conservadores que también son víctimas. Defiendo la libertad de prensa, pero no el fango», ha concluido anunciando que propondrán medidas y acciones para «fortalecer la democracia» ante la desinformación.
