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"No es un punto y seguido, es un punto y aparte"

Sánchez se queda y sube el tono: avisa de «un punto y aparte»

Pedro Sánchez desde la Moncloa

Los cinco días de reflexión han confirmado la decisión por la que Pedro Sánchez apostó aparentemente desde el principio: se queda al frente de la Presidencia del Gobierno. Una continuidad de la que había numerosos indicios. Mientras angustiaba a los líderes socialistas que dependen de su hiperliderazgo, que se vieron obligados a representar este sábado a las puertas de Ferraz un acto de fe y adhesión inquebrantable, él planeaba tranquilamente sus vacaciones del puente de mayo, utilizando, cómo no, recursos públicos.

Sánchez se queda y sigue una presidencia marcada por lo atípico desde el principio. Expulsó a Mariano Rajoy del poder con una moción de censura que unió a todos los partidos enemigos de España en el Congreso. Basada en una afirmación de una sentencia de corrupción contra los populares que luego se tuvo que eliminar por falsa.

Ha cargado duramente contra la oposición política del país, calificando «a la derecha y la ultraderecha» de hacer políticas vergonzosas que nos quieren llevar al fango y erigiéndose como único líder político que quiere combatir por la democracia. También ha agradecido a los miembros del Partido Socialista su apoyo durante los últimos cinco días.

Antes, había recuperado el liderazgo del PSOE con una campaña pueblo a pueblo en España después de que la dirección del partido lo expulsara por hacer trampas en una votación del Comité Federal sobre su continuidad. Capaz de esconder tras una cortina una caja ya llena de votos a su favor, se la jugó a un único pulso con sus críticos socialistas. Y lo ganó de la mano de la militancia.

Es también, el primer presidente del Régimen del 78 que ha sido capaz de gobernar tras perder unas elecciones. Las del 23 de julio de 2023, que ganó Alberto Núñez Feijoo, por más que el relato que han impuesto en los medios afines desde entonces los miembros del Ejecutivo sea que ganaron los comicios. Lo hizo de nuevo con el voto a favor de todos los partidos ultras y separatistas del Hemiciclo. Incluso con los golpistas de Junts y los filoetarras de Bildu.

Tras este alto en el camino, Sánchez sigue al frente del Gobierno más cuestionado en el último siglo por los asuntos de corrupción que señalan al propio presidente, a varios miembros de su gabinete y hasta a su mujer, Begoña Gómez.

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