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Con el pretexto de aumentar su personal sanitario

AMLO imita al chavismo y estrecha lazos con el castrismo: México recibirá a un grupo de médicos cubanos

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. REUTERS

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) esconde cada vez menos sus intenciones de proyectarse como un líder del izquierdismo hispanoamericano, así como su búsqueda permanente para estrechar lazos con las tiranías socialistas del hemisferio, entre las que la Cuba del castrismo juega un rol estelar.

Esta semana se conoció que un grupo de médicos cubanos llegará al país iberoamericano para suplir sus carencias de personal sanitario, o al menos ese ha sido el argumento empleado por AMLO para echar adelante esta iniciativa. Así el mandatario mexicano ha suscrito un convenio con la isla que se estima que facilitará la llegada, en principio, de unos 500 médicos cubanos a México.

De acuerdo a cifras de la secretaría de Salud de la nación iberoamericana, actualmente México posee unos 107 galenos por cada 100.000 personas, en tanto que la recomendación internacional en este sentido es tener al menos 230 médicos por cada 100.000 habitantes.

Los trabajadores de la salud en el país no son extraños a los problemas asociados al aumento de la violencia en zonas rurales que han quedado en medio de los enfrentamientos de los cárteles de la droga, así como a las bajas remuneraciones salariales a las que habitualmente son sometidos en el ejercicio de su profesión.

Todo esto luce como el pretexto perfecto para que la gestión de AMLO despliegue un plan de acercamiento a la tiranía cubana, que habitualmente es conocida por poner en marcha programas como éste, en el que “suple” de médicos a países amigos que así lo requieran, con la consabida infiltración política que esto trae consigo.

La historia está repleta de ejemplos. Sin embargo, solo basta remitirse a lo ocurrido hace poco más de 15 años en Venezuela, cuando Hugo Chávez implementó en el país caribeño la política de Gobierno denominada “Barrio Adentro”, un supuesto programa social consistente en instalar módulos de asistencia sanitaria en zonas pobres y sectores populares de todo el territorio venezolano. El detalle interesante es que estos centros de asistencia estarían manejados exclusivamente por médicos cubanos.

No hay que abundar demasiado sobre cómo, bajo el pretexto de tratarse de personal médico asistencial, Cuba utilizó este programa para introducir en Venezuela a operadores políticos, espías y esbirros que sirviesen a los fines de vigilancia política que ambos regímenes precisaban. Al día de hoy el país sudamericano está absolutamente penetrado por este tipo de personas.

En cuanto al objetivo oficial del programa, ese que consistía en brindar mayores atenciones y resguardo de la salud a la población, los resultados saltan a la vista: la mayoría de los módulos de atención que se construyeron bajo la idea del “Barrio adentro” terminaron abandonados o prestan servicios asistenciales verdaderamente penosos, en los que no hay ni capacidad técnica ni humana para diagnosticar y tratar enfermedades moderadas, y mucho menos aquellas que revisten algún grado de complejidad.

Lo dicho: el objetivo con este tipo de mecanismos nunca fue sanitario, sino estrictamente político, y al juzgar con lo ocurrido en el caso Venezuela es obvio que las metas del mismo fueron plenamente alcanzadas. Hoy el país es un centro de operaciones de inteligencia e intereses del castrismo cubano, que a fin de cuentas ha sido un pilar fundamental en la enorme operación de control social que desplegó primero Chávez y luego Maduro para sojuzgar a un pueblo entero y borrar cualquier vestigio de democracia de su horizonte.   

Mucho se ha dicho que López Obrador, a su modo, ha tratado de imitar a Chávez en sus ejecutorias. No en vano incluso dedica varios minutos de su jornada diaria a conducir un espacio supuestamente informativo -con las famosas “mañaneras”- tal y como hacía Chávez con sus “cadenas” de radio y televisión o con su programa dominical “Aló Presidente”.

Ahora con mayor desparpajo parece que el mandatario mexicano va embalado a compartir los modos del antiguo alfil del Foro de Sao Paulo en el continente. ¿Busca acaso ocupar el rol protagónico que alguna vez ocupó Chávez en este espacio?

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