Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han dado este jueves su visto bueno a las condiciones de Hungría y Polonia para la aprobación del presupuesto comunitario y el fondo de recuperación de 1,8 billones de euros para los próximos años.
El pacto da garantías a estos dos países de que el nuevo sistema para condicionar el desembolso de ayudas respetará su soberanía.
«Acuerdo sobre el paquete presupuestario y el fondo de recuperación. Ahora podemos empezar a aplicarlo y a reconstruir nuestras economías»; ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El Gobierno húngaro presidido por Viktor Orbán lo ha celebrado incidiendo en que ha conseguido sus objetivos frente al consenso socialdemócrata. Nadie podrá vincular la ayuda al chantaje sobre la acogida de inmigrantes ilegales o la imposición de la ideología de género, dos asuntos que la mayoría de sus ciudadanos rechazan.
En este sentido, la ministra de Justicia, Judit Varga, ha reiterado que su país ha preservado sus recursos -«ahora no podrán arrebatarnos el dinero de los húngaros», ha dicho- y su credibilidad «al evitar la aplicación de normas contrarias a los tratados de la UE».
A su llegada a la cumbre, el propio Orbán aseguró que el acuerdo -ya muy cercano- era «una victoria del sentido común».
«Es obvio que cuando nuestras naciones y tantos millones de ciudadanos tienen una verdadera necesidad a causa de la pandemia y las consecuencias económicas tenemos que actuar razonablemente y encontrar unos enfoques fiables (…) es una lucha por la victoria del sentido común», declaró.
