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El régimen busca implantar su narrativa a través de nuevos símbolos

El chavismo cambia el escudo de Caracas para eliminar el legado católico y español

El antiguo escudo de Caracas y el nuevo
El antiguo escudo de Caracas y el nuevo. La Gaceta de la Iberosfera.

El pasado 13 de abril, coincidente con el Miércoles Santo, día del muy venerado Jesús Nazareno, el Concejo Municipal de Caracas tomó la decisión de modificar el escudo de la ciudad capital.

Los chavistas, quienes se han querido arrogar a Bolívar solo para sí, le han hecho un gran desplante al ascendiente del Libertador Don Simón de Bolívar. Y es que fue ese Bolívar –el primero en pisar tierras venezolanas– el comisionado por el Ayuntamiento de Caracas para pedir dicho escudo al Rey Felipe II, quien acordara su emisión en 1591. Carlos III fue quien posteriormente, en 1766, agregó una orla o franja al escudo con la inscripción “Ave María Santísima sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural”.

Pues bien, los concejales del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) Doralis Silva, Alexander Aranguren, Danniellys Angulo, Armando Graterol, Jimmy Gudiño, Edwin Velasquez, José Reyes, Jesus García, Darío Vivas, Antonieta De Stefano, Caryslia Rodríguez, aprobaron en sesión especial nuevos símbolos para Caracas y la militar Carmen Meléndez, como alcalde del Municipio Libertador de Caracas, firmó su promulgación. Quizás por ello un monigote con el rostro de Meléndez fue quemado el domingo de Resurrección en Caracas, siguiendo la tradicional quema de Judas: el traidor de Jesús.

Volviendo al tema del escudo: no puede asombrarnos que los concejales izquierdistas hayan decidido eliminar la frase “Ave María Santísima sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural”, y es que el objetivo del PSUV no es otro que  intentar arrancar la fe católica del alma de los caraqueños

Por eso, incorporaron en el escudo chavista la planta conocida como “Pira” (amaranthus), la cual es usada para ritos de espiritismo y santería. Por absurdo y bizarro que esto parezca es atinado pensarlo ya que, y como lo expresara David Placer en su libro Los brujos de Chávez, “el verdadero cemento de la revolución bolivariana, el que consolida las simpatías y las convicciones, no es otro que el mundo mágico-religioso”.

Pero ahí no paró la cosa, el Concejo arremetió también contra el león, figura que siempre ha caracterizado a la ciudad, con la finalidad de romper con la herencia hispánica. Se trata de un objetivo explícito puesto que, según reseñó el portal El Nacional, los concejales chavistas buscaron -con el escudo aprobado por ellos- “romper radicalmente con el vasallaje colonial” y reconocer el pasado de los pueblos originarios. Es decir: “Una simbología que sea expresión del proceso de descolonización de la memoria histórica colectiva del pueblo de Caracas”.

Y entonces… imponer una nueva historia identificando a Caracas con la mal llamada revolución bolivariana, por lo que colocaron en el escudo la estrella comunista, el año 1989 (correspondiente a los saqueos que azotaron a Caracas en ese lapso y que el chavismo ha reivindicado como fecha patria), además del año 2002, refiriéndose al 13 de abril, día en que Chávez regresó al poder luego de la masacre que su administración produjo dos días antes y que forzó la renuncia del comandante golpista.

Otro de los objetivos con el escudo chavista es promover el racismo y el indigenismo, por lo que han colocado en el centro del mismo la imagen de Simón Bolívar junto a una mujer negra y un indígena. También aparecen las montañas que se encuentran al norte de Caracas, pero no con su nombre tradicional de “Ávila”, sino con su designación indígena de “Waraira Repano”.

Se trata, pues, de una nueva narrativa sobre la historia de la ciudad hispánica fundada por Francisco Fajardo, para convertirla en una población indígena, santera y chavista. Un nuevo elemento de control social que deberemos deshacer cuando la democracia venezolana sea rescatada.

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