El equipo de campaña de Joe Biden y Kamala Harris no quiere esperar a que la Justicia norteamericana se pronuncie sobre el posible fraude electoral en los comicios.
Este domingo instó a la responsable de la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos a aprobar una transición oficial del poder.
Esta celeridad por ser declarado presidente de Biden hace sospechar que quizá no quieren que se revisen los resultados de las urnas en los estados clave.
Su equipo amenazó a la Administración de Servicios Generales diciendo que la seguridad nacional y los intereses económicos de Estados Unidos dependen de una «transición de poder suave y pacífica».
Biden fue declarado ganador de las elecciones del 3 de noviembre por las cadenas de televisión de EEUU el pasado sábado, pero Trump han dejado claro que no tienen previsto ceder porque las sospechas de fraude electoral son, a su juicio, más que evidentes.
La administradora de la GSA, Emily Murphy, nombrada para el cargo por Trump en 2017, aún no ha determinado «un vencedor».
El equipo de transición de Biden ya tiene acceso al espacio de oficina federal en el Departamento de Comercio, como lo garantiza la Ley de Transición Presidencial, pero no puede acceder a los fondos para salarios, consultores y viajes hasta que la GSA actúe, dijo Martha Joynt Kumar, directora del Proyecto de Transición de la Casa Blanca y autora de un libro de 2015 sobre transiciones anteriores.
