El peligro de una inminente segunda ola de contagios por covid-19 en el Perú no solo aterra al Gobierno, debilitado por los altos índices de desempleo, el PIB seriamente afectado y la poca disponibilidad de camas UCI (cuidados intensivos) para atender a los enfermos; también a los ciudadanos de a pie y sobre todo a los pequeños empresarios que habían respirado un tanto aliviados cuando la reactivación económica les permitió abrir sus negocios que habían menguado durante la estricta cuarentena ordenada por el expresidente Martín Vizcarra.
Según Jesús Valverde, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), ante una segunda ola de covid-19 como viene ocurriendo en los países europeos, el Perú necesitaría 3200 camas UCI.
“Tenemos que estar atentos a la evolución de pacientes UCI porque en las últimas semanas han ingresado pacientes adultos mayores. De ser necesario, se deben volver a implementar las camas que sean necesarias si esta tendencia al incremento de contagios continúa”, explicó a Gestión.
Valverde señaló que el 75% de las camas UCI a nivel nacional son del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Seguridad Social (Essalud). El resto pertenece al sector privado, que contaría con camas de reserva.
Pese a que las cifras de contagios en el país continúan en descenso, durante la primera semana de diciembre incrementaron la incidencia de casos de covid-19 en algunos distritos del país, sobre todo en el norte.
Para el médico infectólogo Eduardo Gotuzzo, la tendencia que tiene el Perú aun no tiene las características de una segunda ola, pero si se deben tomar las precauciones y seguir de cerca el incremento de casos.
Según opinión de Miguel Palacios, decano del Colegio Médico del Perú, estamos en un “silencio epidemiológico” donde hay incidencias, pero con tendencia a la baja de los casos de contagio.
“No olvidemos que la amenaza es real, y que ya hay regiones que no cuentan con camas UCI como Lambayeque o Piura”, señaló también a Gestión.
The Economist fulmina el optimismo peruano
Luego que The Economist publicara un mapa donde se aprecia que el Perú recién tendría la esperada vacuna masivamente disponible en 2022, el globo de optimismo reventó en todo el país, que confiaba en una vacunación contra el covid-19 para fines del primer trimestre del 2021, sobre todo por las promesas del exmandatario Martín Vizcarra y del hoy jefe de Estado Francisco Sagasti, quien asumió la presidencia tras una severa crisis política.
Según The Economist, Chile ya tiene asegurado las vacunas para el 130% de su población, en tanto que el Perú no tiene aún acuerdo de compra concretado.
Muchos apuntan a Vizcarra, a su premier Zeballos, al canciller López y a los ministros de Salud Zamora y Mazzetti -que se sucedieron en el cargo-, como los culpables detrás de la pésima gestión para conseguir las dosis suficientes.
Al viceministro de Salud Pública, Luis Suárez Ognio, no le quedó otra que confirmar en televisión que aún no se ha llegado a un acuerdo que asegure la fecha de entrega de las vacunas contra el covid-19, y que, en el caso de Covax Facility, se tiene un convenio pero no precisión sobre la fecha de entrega, ni del valor a la que se hará la adquisición; mientras que en el caso Pfizer, se tiene un acuerdo, pero aun no se cierra la compra de las vacunas. Solo existe el compromiso, pero aún no se ha cerrado.
Suárez Ognio resaltó que no se ha hecho el desembolso del dinero porque la mayoría de laboratorios se encuentran en la fase 3 de la elaboración de la vacuna y que, por tanto, aun siguen las negociaciones, las cuales serían “muy activas” y que en cualquier momento se cerraría un acuerdo con algún laboratorio para que suministre al Perú la vacuna contra el covid-19.
“Lo que ha hecho el Minsa es inaceptable”
Antonio Pratto, integrante del Comando Vacuna, cuestionó las decisiones del Minsa respecto a la compra de dosis. “La ministra Mazzetti dijo que esto dependía de los laboratorios, pero es falso, porque si no los otros países no tendrían vacuna. Recién en tres o cuatro años sabremos cuál fue la mejor vacuna, pero no podemos esperar ese tiempo para decidir la compra”, enfatizó.
Pratto advirtió que el retraso en la llegada de las vacunas de Pfizer se debería a que todavía falta firmar la segunda parte del contrato de compra, denominada acuerdo de suministros.
“Hay países más pobres que tienen vacunas, lo que ha hecho el Minsa es inaceptable”, sostiene.
Por otro lado, Jaime Reusche, también integrante del comando, aseguró que desde el pasado mes de julio se vive una situación complicada para adquirir las vacunas, ya que el único acuerdo bilateral que tiene el Perú es con Pfizer-Biontech, y que “ni siquiera eso está asegurado”.
“No se ha hecho el depósito correspondiente. Hay cosas incomprensibles en el Perú”, dijo al ser consultado por Radio Programas del Perú (RPP).
Para Reusche, es “incomprensible” la situación, y que son las autoridades las que deben responder. “Si no se suscriben los acuerdos y no se finalizan, no se hacen los depósitos, no van a venir las dosis”, aseguró.
Y aún con todo este desastre, hay peruanos que siguen alabando irracionalmente a Martín Vizcarra y su séquito de aduladores.
Vacunas, geopolítica y recesión económica
Consultado por la BBC en agosto, Richard N. Haas, presidente del Council of Foreign Relations, considera que no existe una “guerra política” por las vacunas, pero sí un “nacionalismo preventivo” que presiona a los líderes políticos a proveer las dosis a sus propios ciudadanos.
“Todos quieren llegar primero. Algunos por razones comerciales, pero muchos por razones más bien políticas”, dijo.
Es innegable que detrás de la carrera de las vacunas hay un juego político, económico y geoestratégico en medio de la nueva “guerra fría” que enfrenta a unos Estados Unidos que va perdiendo terreno como líder global y una hambrienta China dispuesta a tomar su rol como superpotencia para el 2030.
Mario Zúñiga Martínez, vicepresidente del Parlamento Andino, ya había planteado hace unos meses que los países que integran la Comunidad Andina de Naciones (CAN) adquieran en conjunto la vacuna contra el covid-19.
“La cuestión es no quedarnos en el limbo de las negociaciones que hayan. Tenemos que unirnos con los países de la región para tener mayor capacidad de negociación, si adquirimos juntos mayor cantidad de vacunas, se podría conseguir mejores precios y preferencia en la venta”, dijo.
Golpe de gracia para Sagasti y el Partido Morado
Por su parte, el presidente transitorio Francisco Sagasti ha planteado a los integrantes del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) la creación de un fondo multilateral para la constitución de seguros que respalden los esfuerzos de los países de la región en sus negociaciones para el acceso a la vacuna y prevean eventuales indemnizaciones futuras como consecuencia de su aplicación.
El “gobierno morado” ya ha considerado difícil encontrar un punto medio entre las demandas del sector privado y la política de contención para evitar el incremento de contagios por covid-19. El Ministerio de la Producción ya ha advertido que considerará retroceder algunas de las medidas dispuestas para la reactivación económica en caso que se produjera una segunda ola de casos de coronavirus.
El Perú se prepara para la temida segunda ola, que amenaza convertirse en un tsunami devastador por algunos expertos -2 millones más de contagios según Essalud-, y que pondría en jaque al gobierno de Sagasti, y en consecuencia el futuro político del Partido Morado, uno de los favoritos para las elecciones presidenciales de 2021.
Siempre último en la cola para todas las novedades y urgencias, el Perú puede salir muy mal parado en esta competencia que ha puesto a los países hegemónicos y emergentes en una situación bastante inestable en la balanza global.
Lamentablemente, estamos envueltos en una tormentosa agenda doméstica, bastante mediocre pero también desesperada: 36 677 fallecidos al 12 de diciembre y la disminución del PIB (-30,2%, el peor registro en su historia) debido al largo confinamiento que paralizó casi todas las actividades y sumió al país en recesión.