Estados Unidos ha celebrado que su campaña de «máxima presión» contra el Gobierno de Irán «sigue siendo extraordinariamente eficaz», puesto que la economía de la nación persa «se enfrenta a una crisis monetaria, una deuda pública creciente y una inflación en aumento».
El Departamento de Estado ha señalado en un comunicado Irán exportaba casi 2,5 millones de barriles de petróleo al día y «ahora tiene dificultades para exportar incluso una cuarta parte de ese volumen». Y que su moneda «se ha depreciado a una quinta parte» frente al dólar, mientras que su PIB «se ha reducido alrededor de un 6% durante tres años consecutivos».
«Desde mayo de 2018, hemos negado al régimen el acceso directo a más de 70.000 millones de dólares (59.000 millones de euros) en ingresos petroleros y continuaremos impidiendo que el régimen acceda a alrededor de 50.000 millones de dólares anuales (42.000 millones de euros)», reza el documento, al tiempo que añade que estas sanciones «privan al régimen de los fondos que utilizaría para llevar a cabo sus actividades malignas».
Asimismo, afirma que «las sanciones son parte de las presiones para crean un nuevo Oriente Próximo, uniendo a los países que sufren las consecuencias de la violencia de Irán y buscan una región más pacífica y estable que antes», continúa.
La Administración Trump, en mitas de los litigios judiciales por el resultado de las Presidenciales, ha descartado aliviar estas sanciones. «La campaña ‘Máxima Presión’ está funcionando, las sanciones continuarán y Estados Unidos no dudará en imponer consecuencias a quienes se involucren en actividades sancionables», concluye.
