La Asamblea Nacional (AN) ha aprobado la prohibición y castigo penal de los «certificados de virginidad» reclamados por muchos padres musulmanes a sus médicos de cabecera con el objetivo de «buscar novio» a las hijas jóvenes, una práctica muy extendida entre la población islámica.
Francia, con 67 millones de personas, cuenta con unos cinco millones de ciudadanos son musulmanes y otros ocho millones son «de origen árabe musulmán», según el Observatorio de la Laicidad. El islamismo hoy domina ya barrios y enclaves de grandes ciudades en los que no impera la ley francesa y ha desaparecido el Estado.
El artículo 16 de la futura nueva ley para combatir «el secesionismo cultural» islamista castigará con un año de cárcel y 15.000 euros de multa a los profesionales de la medicina que cometan el delitos de firmar certificados de virginidad.
El Gobierno de Emanuel Macron se ha propuesto ahora -antes defendió lo contrario y alentó el multiculturalismo- hacer frente al islamismo, que considera que su ley -musulmana-, sus códigos y su doctrina están por encima de las leyes del Estado.
Así, el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, anunció el pasado mes de diciembre la vigilancia y el control de 76 mezquitas para encontrar los «lugares de culto musulmanes separatistas».
Algunos de los motivos para está investigación, según se reveló, eran haber desobedecido a una orden de cierre, ser mezquitas clandestinas sin autorización o la presencia de imanes inscritos en la lista de personas en riesgo de radicalización y terrorismo.
El ministro señaló que ya no se toleraría la difusión de ideas extremistas y se controlarían las escuelas coránicas vinculadas a las mezquitas, o las financiaciones procedentes del extranjero.
«El Estado se interesaba solo por la radicalización y el terrorismo. Ahora, en cambio, también nos ocuparemos de los ambientes en los que se desarrolla el terrorismo, o en los que hay personas que crean espacios intelectuales y culturales para imponer sus valores e incitar a la secesión», aseveró.
