El tirano de origen colombiano, Nicolás Maduro, dejó a Venezuela –el país con las mayores reservas petroleras del mundo– con gasolina apenas para 20 días.
El anuncio se da tras una explosión que afectó el martes una unidad de destilación de la refinería Amuay, la más grande de Venezuela. El dictador aseguró que la planta «fue atacada» con una «poderosa arma que todavía no ha sido identificada».
El incidente en Amuay se produjo cuando los trabajadores intentaban reiniciar una de las unidades de destilación que había sido detenida recientemente, dijeron sindicalistas. Las plantas proporcionan nafta que sirve como materia prima para la producción de gasolina en la vecina refinería Cardón.
«Derribaron una torre con un nivel de espesor en sus aceros superior a un tanque», dijo Maduro el miércoles en una conferencia de prensa online desde la casa de gobierno.
Maduro, quien no dio detalles sobre el incidente en la instalación petrolera, agregó que las autoridades capturaron «a dos extranjeros en el estado Zulia (en el noroeste del país) con planes de asesinar» a dirigentes del gobierno.
La alguna vez vasta red de refinación de 1,3 millones de bpd de la nación de la OPEP enfrenta limitaciones por los años de desinversión y mala gestión, lo que ha causado la aguda escasez de combustible en Venezuela.
El régimen socialista acusa con frecuencia a la oposición y a Estados Unidos por presuntos ataques a la infraestructura crítica del país, incluso después de apagones eléctricos generalizados el año pasado. La oposición rechaza esas acusaciones y asegura que son excusas por el colapso que registran los servicios públicos.
La unidad reformadora de la refinería Cardón de 310.000 bpd está produciendo gasolina actualmente, según dos personas familiarizadas con el tema, pero la mayoría de las otras plantas productoras de gasolina en Venezuela no funcionan. Esta semana se detuvo la unidad de craqueo catalítico fluido de Cardón.
