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TRAS LA VISITA DE ESTADO DEL CHILENO A ARGENTINA

La complicidad entre Boric y Fernández, y el elefante en la sala a cuenta de los reclamos territoriales indigenistas

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, recibe al presidente de Chile, Gabriel Boric. Twitter

El presidente argentino Alberto Fernández recibió este lunes al presidente chileno, Gabriel Boric, que eligió al país vecino para su primera visita de Estado. La formalidad protocolar no es el fuerte de ninguno de estos mandatarios, que ponderaron su relación descontracturada y compinche recorriendo los pasillos oficiales entre risas cómplices. Un mimo diplomático para el presidente argentino que viene de tropiezo en tropiezo. 

De hecho, Boric citó esa «complicidad» al decir “creo que vamos a tener muy buenas relaciones con Alberto. Tenemos visiones de mundo que tienen muchos puntos en común, en donde la importancia de la transformación de nuestras sociedades en función de la igualdad social es algo que nos mueve”. La comunión de las agendas de ambos mandatarios con la del Foro de Sao Paulo es absoluta, en este marco, Boric aseguró que uno de sus objetivos conjuntos con Alberto Fernández es «recuperar una voz conjunta en los foros mundiales«.

Una de las cuestiones principales, frente a las inminentes crisis energéticas, es si Chile asistirá a Argentina ante el faltante de gas que ya ha sido denunciado. En este sentido, el flamante mandatario chileno contestó: «Queremos tener intercambios en materia energética, colaborar de manera recíproca, tenemos visiones de mundo que tienen muchos puntos en común«. Los otros temas en común incluyen los clásicos progresistas como las políticas de género aplicadas a cualquier cosa y el cuidado del medio ambiente. También incluyen la promoción del desarrollo regional, particularmente en el eje de la conectividad a partir de la construcción del cable submarino “Puerta Digital Asia Sudamérica”, convenio firmado entre ambos países hace poco más de un año.

El presidente chileno llegó con una nutrida comitiva para cumplir con sus múltiples actividades entre las que se encuentra una reunión con miembros de la Corte Suprema de Justicia y una cena de gala en el Centro Cultural Kirchner amenizada por artistas kirchneristas como Víctor Heredia y Chango Spasiuk. Boric también inaugurará el foro empresarial de Comercio Argentina-Chile con más de 50 empresarios de ambos países y se reunirá con las Madres de Plaza de Mayo. Respecto de la vicepresidente Cristina Kirchner, el mandatario chileno adelantó que tiene pautado un encuentro oficial en su visita al Congreso de la Nación.

Pero hay algunas perlas que vienen condimentando la visita del presidente Boric: la primera es una muy promocionada caminata del ex líder estudiantil por el barrio de Palermo con profusa difusión de la lista de libros que adquirió: «Querido Mr. Stalin» de Susan Butler; “Una palabra tuya” de Orlando Figes; “El marino que perdió la gracia del mar” de Yukio Mishima; y “Perón mediante”, del pintor peronista Daniel Santoro. La segunda perla es la molestia mostrada por el tipo de preguntas de la prensa, dado que el mandatario chileno cuestionó que le pregunten por las dictaduras venezolana, cubana y nicaragüense y dijo: “Los derechos humanos se tienen que respetar de manera íntegra en todos los lugares del mundo”.

El elefante en la sala

Pero la última perla, más que perla, es un enorme elefante en la sala. Ocurre que en reiteradas ocasiones desde el Gobierno de Boric han ocurrido manifestaciones de apoyo a los reclamos territoriales indigenistas que competen no sólo a tierras chilenas, sino a gran parte del territorio argentino. Con nulo sentido de la oportunidad y de la legalidad, hace pocos días, apenas asumida, la ministra del Interior Izkia Siches se refirió a la región del Arauco como “Wallmapu”, forma en la que los movimientos mapuches nombran a la nación que pretenden independizar. Luego, la ministra de Relaciones Exteriores Antonia Urrejola trató de apaciguar los ánimos pero consiguió exactamente lo contrario cuando declaró “Wallmapu es un planteamiento del pueblo mapuche y la ministra Siches lo hizo suyo por respeto”.

La excusa generó más polémica: por un lado validaba el relato indigenista por “respeto” a estos grupos que vienen ejerciendo la violencia y la usurpación, ofendiendo a las soberanías chilena y argentina a la vez. Pero por el otro, logró ofender a las propias comunidades separatistas, que salieron a aclarar que el “Wallmapu” se refiere a toda la región reclamada por los mapuches, dentro del Estado chileno, el nombre es Gulumapu, mientras que del lado argentino es Puelmapu y ambas forman el Wallmapu.

Como si esto fuera poco, mientras Boric y Fernández departían amigablemente, el viceministro del Interior Manuel Monsalve informó que el gobierno chileno “anunciará un proceso de diálogo que tenga veedores internacionales, probablemente Naciones Unidas. Buscaremos garantes que le den garantías a todas las partes. Veremos quiénes quieren diálogo y quiénes no”. Abriendo un espacio de negociación y mediación internacional con el terrorismo indigenista y dando más ínfulas al reclamo secesionista que propone tomar un inmenso territorio que va desde el Océano Pacífico hasta el Atlántico, partiendo a la Argentina en dos.

Frente a la gravedad de los acontecimientos, los dos presidentes se han hecho los distraídos. Alberto no repudiado las acciones del Gabinete de Boric, de hecho, ante las preguntas del periodismo declaró que para nosotros no generaron absolutamente ninguna inquietudlas acciones de los funcionarios chilenos. Y Boric, por su parte, no ha relevado de sus cargos a los funcionarios separatistas. Todo sea por mantener las complicidades de ambos gobiernos socialistas.

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