El globalismo busca desconectar a los pueblos de su herencia y motivarlos a deshacerse de su descendencia.
Mediante la Leyenda Negra, los hispanos han sido llevados a odiar a su origen en común en todas las naciones hispanohablantes. De igual manera, son seducidos a creer que “por el bien del planeta” deben sacrificar a sus propios hijos.
En contraposición, un símbolo antiguo resurge en las calles de Hispanoamérica para enfrentar el avance de esta ideología y su impacto político. Las aspas de Borgoña ondearon en Argentina en el marco de la protesta contra la legalización del aborto y consigo de la agenda globalista de control de población.
En plena pandemia, donde la mayor parte de la humanidad está encerrada para proteger sus vidas, el presidente de Argentina presentó un proyecto de ley para matar a los miembros más indefensos de la sociedad: los niños por nacer. Como consecuencia, más de un millón y medio de argentinos salieron a protestar. Se sumaron internacionalmente miles de activistas frente a las embajadas de Argentina en sus respectivos países.
El Código Civil de Argentina reconoce la protección de la vida desde la concepción. Como firmantes del Pacto de San José (que tiene jerarquía constitucional), todos los países de la región, reconocen el derecho a la vida.
Por lo cual dicho proyecto de ley es no solo ilegítimo sino ilegal.
Y los ciudadanos, bajo la consigna “la mayoría celeste”, manifestaron cómo no representa a la mayoría de los argentinos.
El hecho de que el Gobierno argentino intente aprobar una ley que destruye vidas en medio de la pandemia expone cómo no es su fin salvar a nadie sino aumentar el control sobre la vida y la muerte de las personas.
La aparición de la Cruz de Borgoña en este contexto tiene un significado tan simbólico como histórico. Pues fue precisamente con la llegada de la cruz al continente americano que se puso fin al filicidio.
El cristianismo significó el cambio de dioses que exigían sacrificios humanos por un Dios que sacrificó a su único hijo por nosotros. Como tal, la evangelización y la conquista se produjeron con la cooperación de los pueblos indígenas que se levantaron contra rituales como estos.
El contraste se vive de forma clara en la Ciudad de México, donde la Catedral está junto al templo mayor azteca. Allí se practicaban sacrificios de todo tipo de animales, también humanos. Por ejemplo, descuartizó a su hermana y colocó las partes de su cuerpo a lo largo y ancho del templo.
Frente al globalismo que busca reinstaurar el culto a la Pacha Mama y consigo la validación social del sacrificio humano en pos de la “salvación del planeta”, surge la Cruz de Borgoña como símbolo de la fuerza civilizadora de la hispanidad por medio de la cristiandad.
¿Por qué la Cruz de Borgoña es la bandera de la Hispanidad?
La cruz que atraviesa la bandera es la de San Andrés, el apóstol crucificado en Grecia por difundir el cristianismo, cuando el Imperio Romano estaba bajo el mando de Nerón.
El vínculo con la Hispanidad data del casamiento entre la hija de los Reyes Católicos, Juana de Trastámara y Felipe IV de Borgoña (Felipe el Hermoso).
Fue el primogénito de esta alianza, Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Romano, el monarca que adoptó el emblema de su padre como símbolo. Como tal, se convirtió en la bandera del Imperio Español y como tal de Hispanoamérica.
La reunificación de la Hispanidad se dio tras la coronación de su hijo Felipe II en 1581, como el primer rey de la Monarquía Hispánica al unificar bajo su reinado a todos los territorios hispánicos.
De esa manera la Cruz de Borgoña se convirtió en la primera bandera en representar a toda la Hispanidad.
En Chile, la bandera ondeó en las contra-protestas del 2020, donde patriotas enfrentaron a las turbas izquierdistas. También en Ecuador es visible la bandera cuando se honra el legado hispano en el país y la región.
Así, de manera espontánea, la Cruz de Borgoña se torna cada vez más visible en Hispanoamérica.
Y se convirtió en un símbolo en la defensa de la tradición y por tanto la preservación.
Por ello, ondea en Argentina haciendo frente a la agenda globalista que busca desvincular a las personas de su origen y las incentiva a destruir también a la generación futura.