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El primer capítulo da voz a Laureano, ganadero de la localidad palentina de La Lastra

‘La España silenciada’: Abascal escucha a los españoles del mundo rural marginados por las élites

El líder de VOX, Santiago Abascal y el ganadero Laureano.
El líder de VOX, Santiago Abascal y el ganadero Laureano.

Este domingo se ha estrenado ‘La España Silenciada’, el programa dirigido por Santiago Abascal en el que el líder de VOX escucha las preocupaciones de los españoles de la España interior… vive su modo de vida, hoy perseguido por las élites globalistas.

A través de su canal en YouTube, VOX publicará distintos reportajes de la España real, dando voz a sus demandas para volver a situar sus preocupaciones en un primer plano.

Así, programa tras programa, Abascal abandonará las cortesías parlamentarias y las reuniones políticas para compartir jornada con agricultores, ganaderos, transportistas, estudiantes sin futuro, comerciantes arruinados, trabajadores industriales, parados de larga duración, etc.

En este primer capítulo, titulado ‘La España Silenciada: El último centinela de la montaña palentina’, Abascal ha charlado con Laureano, un pequeño ganadero de la localidad palentina de La Lastra, próxima a Cervera de Pisuerga, para hablar del campo, del ganado, de la falta de ayudas y el abandono de las administraciones.

Abascal ha asegurado que «la España real, la del campo, lleva años marginada por los medios e ignorada por los políticos: «Silenciada en las tertulias, en los platós. En las tribunas ya no se habla de trabajo, de familia, de bienestar, de oportunidades, de prosperidad o de futuro. En su lugar, políticos, intelectuales y académicos han adoptado una jerga extraña y pretendidamente refinada. Hablan de resiliencia, de lenguaje inclusivo, de empoderamiento o de transiciones ecológicas».

También ha dejado claro que «los paisanos de la zona no hablan de estrategias globales, de transiciones ecológicas o de las agendas que habrán de regir un futuro lejano porque su porvenir más inmediato les ha sido arrebatado por unas élites que viven de espaldas al pueblo y de rodillas ante poderes lejanos y no democráticos».

Por su parte, Laureano ha denunciado las nulas ayudas que recibe tanto del Gobierno como de la Junta de Castilla y León: «Ninguna de las dos administraciones son conscientes de lo que es el campo. Pero las zonas de montaña, zonas más míseres (…) las tienen incluso mucho más olvidadas», ha comenzado.

Así, ha criticado el actual ecologismo: «Los ecologistas vienen pero no son ecologistas. Yo a esos no los considero ecologistas. Yo soy mucho más ecologista que ellos porque he vivido aquí, me he quedado aquí (en el campo) y he vivido de lo que he sacado del campo y la montaña, con responsabilidad y respeto al medio ambiente. Ellos (los ecologistas) están mejor pisando el cemento que es lo que más han pisado».

Asimismo, ha incidido en el problema que existe para los ganaderos con el lobo y ha explicado si realmente existe ese peligro de extinción que los «ecologistas» aseguran que hay: «El problema del lobo es muy gordo. El peligro es de la desaparición de los ganaderos, no del lobo, porque hay muchos que tienen que dejarlo por culpa de los lobos. Yo tuve ovejas y las quité porque el lobo la liaba y hay ganaderías que pueden desaparecer por eso». «Si el lobo se sigue multiplicando de esta forma se puede correr el riesgo incluso de que ataque a personas si las personas aguantan aquí (en el campo). Eso que dicen de la España Vaciada, España no está vaciada, esta zona está vacilada y olvidada«.

El deber que pondría Laureano a los políticos es «pisar el terreno». «Eso es lo más importante. Cuando uno sabe lo que hay en las zonas pues por lo menos lo intenta, aunque no lo consigan, y proponen. Esto es una zona muy bonita de verano pero el invierno es muy duro», ha subrayado.

Además, se ha quejado de los impuestos que deben pagar a pesar de carecer de muchos recursos: «Nosotros tenemos que pagar los mismos impuestos que los que están en las ciudades que tienen todos los servicios y aquí estamos escasos de servicios».

Santiago Abascal se ha interesado por el número de vecinos que vivían en su pueblo, Laureano ha señalado que eran unos nueve -y que hace años superaban los 200-, visibilizando el grave problema de despoblación que sufren las zonas rurales.

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