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Rompen la alianza y llaman a protestas de calle

La izquierda progre enfila su artillería contra Pedro Castillo tras perder su cuota de poder en el Gobierno peruano

Pedro Castillo, líder de Perú.
El presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo. Europa Press

Aunque se aliaron con Perú Libre -un partido marxista ortodoxo- para cerrarle el paso a la derechista Keiko Fujimori en la segunda vuelta de las Elecciones Generales 2021, la izquierda progre peruana -promotora y defensora del aborto libre, ideología de género y feminismo- enfila su artillería contra Pedro Castillo ahora que se ha visto despojada de su cuota de poder.

Castillo, que prefirió guardar silencio ante los escándalos de corrupción dentro de la Policía Nacional del Perú (PNP) –se habrían cobrado coimas de hasta 25 mil dólares por ascensos– y no respaldar a su ministro del Interior, Avelino Guillén, perdió también a su presidente del Consejo de Ministros (PCM), la antiminera y frentamplista Mirtha Vásquez, quien se solidarizó con su colega Guillén y presentó su carta de renuncia.

Dos ministros clave en el pacto Nuevo Perú-Perú Libre, Pedro Francke (Economía) y Anahí Durand (Mujer y Poblaciones Vulnerables), fueron removidos de sus carteras por Castillo, rompiendo así la sociedad con el movimiento liderado por la excandidata presidencial Verónika Mendoza -vinculada a Pablo Iglesias y al Grupo de Puebla-, quien no dudó en traicionar su agenda “progresista” a cambio de ministerios clave.

Pero con la salida de Francke y Durand del gabinete ministerial, la alianza política entre la izquierda “moderada”, -representada por Nuevo Perú y la bancada congresal de Juntos por el Perú- y la izquierda “radical” -la de Castillo y Perú Libre- se habría roto sin remedio.

La izquierda “moderada” -que de moderada solo tiene el nombre, montado por opinólogos afines, pues Mendoza es admiradora de Hugo Chávez y Fidel Castro-, rompió relaciones formalmente con Pedro Castillo este martes 2 cuando Verónika Mendoza se pronunció en Twitter, marcando distancia con el gobierno que hasta hace unos días había defendido.

Lamentablemente, al final, perdimos la batalla. Se impusieron el chantaje neoliberal, la presión del conservadurismo, el oportunismo, la informalidad, los intereses corporativos. Asumimos también nuestros propios errores y debilidades, pero nos vamos con la convicción de que la batalla merecía ser librada, incluso con riesgos y costos para nuestra organización”, escribió Mendoza, quien, tras postular por segunda vez a la presidencia, apenas y sacó un 7% de votos en las últimas elecciones generales.

“No es la primera vez que se traicionan las expectativas de cambio del pueblo, pero como siempre, tendremos que persistir, tomar las calles, seguir organizándonos y construyendo desde abajo y dese el lado del corazón una salida democrática y constituyente a la crisis (…) no habrá proceso de cambio sin un pueblo consciente, organizado y movilizado”, agregó.

Azuzan protestas

Al mismo estilo que los promotores de las marchas contra el presidente Manuel Merino en noviembre de 2020 -que asumió la presidencia constitucionalmente tras la destitución de Martín Vizcarra-, grupos de agitadores y colectivos se vienen organizando para protestar contra Castillo.

Sorprende que, mientras hubo un pacto entre el gobierno y la izquierda progre capitalina, nunca se atrevieron a marchar en protesta ante el desgobierno y los constantes casos de corrupción que la prensa denunciaba, sino que se mantuvieron en silencio.

Incluso, desde las redes sociales y algunos medios de comunicación aliados, pretenden vender a la opinión pública que Castillo se ha “derechizado” por haber nombrado premier al controvertido congresista Héctor Valer, un camaleónico y controvertido personaje que llegó al parlamento por Renovación Popular (derecha conservadora), renunció a la bancada apenas ganó la elección y pasó brevemente por la coalición Somos Perú-Partido Morado (centroizquierda) para luego formar el grupo Perú Democrático con los renunciantes al partido oficialista Perú Libre, incluido el imputado por presunta afiliación terrorista, Guillermo Bermejo.

La designación de Valer en la PCM no ha sido bien vista por el Congreso, pues tanto las bancadas de derecha, centro e izquierda lo cuestionan por las graves acusaciones en su contra: denuncias de agresión física contra su hija y su difunta esposa. Esto provocaría que no le otorguen el voto de investidura.

Consideramos que la persona designada como presidente del Consejo de Ministros no genera confianza, consenso ni predictibilidad (…) Además de haber tenido conductas misóginas e irrespetuosas contra las mujeres y denuncias de violencia familiar”, comunicó la bancada de Avanza País (centroderecha) a través de sus cuentas.

Tampoco cayó bien a la izquierda progre el nombramiento en la cartera de Mujer y Poblaciones Vulnerables de la congresista oficialista Katy Ugarte, que durante la campaña electoral cuestionó el denominado enfoque de género -también llamado ideología de género-, desmarcándose así de la posición de sus antecesoras. Acorralada por las oenegés feministas y sus operadores en los medios de comunicación, Ugarte señaló a través de su cuenta de Twitter que continuará con lo ya trabajado en la cartera.

Como ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, respetaré y reforzaré lo avanzado en las gestiones previas. No daré marcha atrás en la implementación de leyes y políticas con enfoque de género, así como la lucha contra las diversas formas de violencia hacia la mujer”, escribió.

Además, Ugarte negó que tenga como objetivo cambiarle el nombre a la cartera a Ministerio de la Familia y Poblaciones Vulnerables, una propuesta del congresista oficialista Américo Gonza. “Cambiarle de nombre al Ministerio sería un retroceso, pues debemos visibilizar de forma particular la situación de violencia y discriminación que afrontan las mujeres de nuestro país”, agregó.

#YoNoMarchoConCaviares

El llamado de la izquierda progre a manifestarse en las calles, tendiendo supuestamente puentes con la oposición contra un “enemigo común” -Castillo y su camarilla de incompetentes y corruptos-, ha encontrado resistencia entre los militantes de derecha, que no confían en las supuestas buenas intenciones de estos grupos de agitadores y colectivos, recordándoles que cuando la derecha marchaba y denunciaba a Castillo, pidiendo la vacancia, la izquierda progre se mantenía al margen o insultaba a los activistas y partidos de oposición, tildándolos de golpistas y clasistas.

Para oponérseles en redes sociales, donde los activistas de izquierda concentran gran apoyo y difusión, los internautas de derecha han creado la etiqueta #YoNoMarchoConCaviares, en referencia a la izquierda progre, también denominada “caviar” en el Perú, por provenir de sectores acomodados y de la academia.

“La izquierda caviar solo se moviliza cuando no les dan trabajo o cuando pierden el poder. Ya lo hicieron avalando a Vizcarra y ahora se les prendió su corazón luchador. Los tres gabinetes tenían personajes cuestionados y ellos aplaudieron, hipócritas”, escribió la congresista Ronsagella Barbarán (Fuerza Popular), evidenciando el doble rasero de la izquierda caviar, que calló ante los cuestionamientos contra el primer premier de Castillo, Guido Bellido, solo porque habían recibido los ministerios de Economía y Mujer.

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