«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Sánchez no condena al régimen por temor a peligrosas represalias

La libertad de Cuba y la nuestra

Quienes aceptan que se asesine y torture en Cuba para defender el socialismo están ya anímica y moralmente a un paso de hacer lo mismo.

En estos momentos tan excepcionales y alarmantes los españoles sufren tantos sobresaltos diarios que cuesta asustarse todo lo que debiera asustarse uno con graves anomalías que se suceden bajo este gobierno delincuente. Pero hay cuestiones que no pueden pasarse por alto para poder entender bien los peligros a los que se enfrenta España en esta fase avanzada de un cambio de régimen impuesto por ciertas fuerzas sin consenso ninguno.

La sociedad española apenas ha reaccionado ante una gravísima y amenazante novedad en su vida política: la firme defensa que el gobierno español hace de un régimen comunista que asesina y tortura a sus jóvenes por pedir libertad. Y al que se niega a llamar dictadura. El gobierno español no cree condenable que el poder acose, apalee, detenga, torture y asesine a personas inocentes y desarmadas por el mero hecho de pedir libertad y derechos humanos y civiles. Cabe deducir que el gobierno español considera estos medios aplicables.

El gobierno español se ha negado a todos los insistentes requerimientos a condenar la represión comunista en Cuba y a calificar de dictadura al régimen. Parece darle igual que su credibilidad democrática sufra así un grave daño. No puede pretenderse ser defensor de derechos y libertad si se acepta sin queja su violación más brutal. El daño es grave e incuestionable. Y, sin embargo, o no le importa o le importa menos que otras cuestiones que le impedirían expresar dicha condena a los bárbaros métodos dictatoriales del régimen comunista de Cuba.

El gobierno español ha roto hace tiempo el consenso básico democrático que supone esa aceptación común de ciertos códigos que dan pie al intercambio de credibilidad democrática entre gobiernos, partidos, organizaciones o individuos. Por ejemplo ha roto ya el principio que considera inaceptable la colaboración con grupos y partidos que defienden la violencia, la imposición armada y la coacción política. Lo hizo al aliarse con ETA, PCE y Podemos. Enrique Santiago, del PCE, secretario de estado, ha sido también representante de las FARC, las bandas narcotraficantes comunistas colombianas.

El gobierno español sabe también que el Foro de Sao Paulo lleva 20 años trabajando en crear en España la cabeza de puente en Europa para su expansivo proyecto

El gobierno español sabe muy bien que las FARC colombianas son, en su alianza con el Cártel de los Soles venezolano compuesto por los generales del ejército y con control de Maduro, el mayor traficante de cocaína del mundo, según la DEA. Y conocía la relación de estas fuerzas narco con Podemos cuando dio acceso al CNI a Pablo Iglesias. También conocen muy bien las relaciones de Baltasar Garzón, pareja de su Fiscal General del Estado, con significativos miembros del Foro de Sao Paulo así como con Alex Saab, testaferro de Maduro y otros miembros importantes de la red criminal de la mafia comunista que tiraniza Venezuela.

El gobierno español sabe también, vaya sí lo sabe, que el Foro de Sao Paulo lleva 20 años trabajando en crear en España la cabeza de puente en Europa para su expansivo proyecto. Que es político e ideológico pero tiene también un inmenso componente “comercial” o económico porque tiene como objetivo el desembarco en Europa de todos los cárteles iberoamericanos de la droga que ya trabajan de forma transnacional. Y que quieren usar su colosal poder corruptor para comprar en Europa, con tanta eficacia como han tenido en Iberoamérica, voluntades personales, partidos, organizaciones, organismos oficiales y hasta ministerios, ministros y gobiernos.

El PSOE tiene unos vínculos en Iberoamérica igual o más corruptos pero que inicialmente eran más tradicionales

En América el narcotráfico compró influencia política y social en el siglo XX sin mirar a la ideología y en todas las fuerzas del espectro político en diversos países asomaron los tentáculos de los grandes del narco como Pablo Escobar. Este por ejemplo financió a diestro y siniestro. Y fue de los primeros que hizo pinitos en España. Hoy, sin embargo, el narcotráfico apuesta claramente por el socialismo del siglo XXI que ya es el narcosocialismo o narcocomunismo. Igual que el correísmo de Ecuador tiene estrecha alianza con cárteles mexicanos y el aparato masista de Bolivia trabaja con ELN y FARC en laboratorios y transporte. Hay cientos, miles, de combinaciones en esa red cada vez más densa de trabajo conjunto entre la izquierda iberoamericana y el narcotráfico. Hoy cabe decir que toda la izquierda chavista y castrista se financia en mayor o menor medida del narco.

Podemos ha tenido desde su comienzo una estrecha relación con el narcosocialismo en sus años de esplendor en el poder en la primera década del siglo presente en Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, Cuba, Nicaragua y sobre todo Venezuela. El PSOE tiene unos vínculos en Iberoamérica igual o más corruptos pero que inicialmente eran más tradicionales, vía PDVSA, ventas, subvenciones y contratos de suministro.

Lo cierto es que los dos partidos del gobierno español tienen en Iberoamérica armarios llenos de “cadáveres» en el sentido de memoria muy comprometedora por un pasado y presente corrupto que conocen bien en Cuba. Allí el G2, servicios secretos de La Habana, el auténtico amo y mando del Foro Sao Paulo, tiene el poder de la información sobre gentes y fuerzas que le garantizan obediencias.

Nadie condena Paracuellos ni la muerte de Calvo Sotelo. Y ETA, socio del gobierno, no se arrepiente y celebra sus crímenes. «Hicimos lo que teníamos que hacer», dijo Otegui

El gobierno español no condena a Cuba por temor a peligrosas represalias desde allí donde hay información acusadora suficiente para destruir al gobierno y al partido y acarrear a muchos políticos la muerte civil cuando no problemas con la justicia. Pero también juega un papel capital en su negativa a condenar los crímenes de la dictadura cubana el proyecto de cambio de régimen en marcha en España que exige el blanqueamiento de la violencia revolucionaria tanto la perpetrada por la izquierda española en la guerra civil como la actual de todas las fuerzas “progresistas”. Por eso ella mensaje implícito en toda la narrativa de la izquierda española es que su violencia es buena.

Nadie condena Paracuellos ni la muerte de Calvo Sotelo. Y ETA, socio del gobierno, no se arrepiente y celebra sus crímenes. «Hicimos lo que teníamos que hacer», dijo Otegui. Con la memoria histórica el PSOE defiende sus crímenes y la necesidad histórica de matar a sus víctimas como ETA hace con los suyos. El gobierno español bajo Sánchez ya ha expresado su comprensión primero y apoyo después a todas las fuerzas terroristas comunistas como son ETA, GRAPO y FRAP. Las dos últimas han sido blanqueadas como fuerzas antifranquistas, ETA es parte muy destacada e influyente en la mayoría gobernante.

El gobierno español ha cruzado todas las líneas rojas de la legalidad para internarse en un campo en el que sus alianzas políticas siempre comparten crímenes contra la nación o delitos de todo tipo e índole

El gobierno español ha reafirmado su comprensión y su alianza a estos grupos terroristas que asesinaron a muchos cientos de españoles. Y aunque critique con la boca pequeña los homenajes a asesinos etarras, defiende los homenajes a notorios asesinos de la república solo por ser de su bando. Igual que ETA. Largo Caballero, gran propagandista del soviet, de destruir el parlamentarismo y de la violencia para acabar con la reacción, tiene estatua en Nuevos Ministerios y una exaltación permanente.

El gobierno español utiliza todos los medios públicos y privados bajo su control -casi todos- para hacer exaltación de individuos autoproclamados dictadores, antidemócratas, violentos y totalitarios de una forma que jamás Franco, y apología de autores de miles de muertes. Y viola así sus propias leyes en cuanto al discurso del odio. Pero eso solo es otra característica más que comparte con los regímenes amigos de caracas y La Habana: la arbitrariedad absoluta que convierte sus propias leyes en papel mojado cuando conviene. El gobierno español ha cruzado todas las líneas rojas de la legalidad para internarse en un campo en el que sus alianzas políticas siempre comparten crímenes contra la nación o delitos de todo tipo e índole. Su vocación encubridora solo es comparable a la de nazismo y comunismo.

Ahora Sánchez entra en una nueva fase con estas leyes habilitantes (…) que son mecanismos para imponer la arbitrariedad total en el ejercicio del poder y la persecución de los adversarios y enemigos políticos

Con el gobierno español instalado en la simbiosis de política y crimen, con el poder como único referente y en total ausencia de códigos ético, moral o respeto a la legalidad, cada vez hay más política en España pero también en Bruselas, que parece dictada por los mismos intereses que deciden en Cuba, en las FARC, en Caracas. Solo hay que ver a Zapatero en sus actuaciones como máximo escudero y valedor del asesino y narcotraficante Maduro. O al mismo Josep Borrell y su Servicio Exterior de la UE y a todo el PSOE completo en el Parlamento Europeo hacer una defensa cerrada de la dictadura de Cuba mientras esta mata a chicos inocentes. Todo ello revela lo avanzada que está aquella estrategia de penetración diseñada en su día por Castro, Chávez y Lula y su Foro de Sao Paulo. Ahora Sánchez entra en una nueva fase con estas leyes habilitantes tan chavistas -o alemanas si se recuerda el Ermächtigungsgesetzt de 1933- como las leyes de «Seguridad nacional» o «Memoria Democrática» que son mecanismos para imponer la arbitrariedad total en el ejercicio del poder y la persecución de los adversarios y enemigos políticos o lo que es lo mismo, la tiranía.

Estas reflexiones son solo unos cuantos de los adoquines con los que está empedrada esta vía al infierno que será un vía crucis para los españoles si estos no reaccionan con prontitud, con firmeza y sin miedo. Porque hay que concluir que Sánchez no condena los crímenes de la dictadura porque: a) el propio Sánchez y el PSOE pagarían muy cara la deslealtad a Cuba y Venezuela y podrían ver expuesta información letal para sus intereses. Y tienen pánico a esas represalias. b) La alianza criminal en la que ya está integrado el gobierno español pesa ya más que la apariencia y la credibilidad política .c) Sánchez acepta los métodos de Cuba y Venezuela para hacer frente a sus enemigos. Ya usa bastantes de ellos. El futuro nos dirá si está dispuesto a utilizar todos y hasta el final. No serán los escrúpulos los que se lo impidan.

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