«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
García-SayÔn evitó mencionar las causas de los problemas judiciales del país

El relator de la ONU evita seƱalar a Arce y a Morales con un escueto informe preliminar

El relator especial de la ONU, Diego Garcƭa-SayƔn. Twitter

Bolivia terminó con la RepĆŗblica, la separación y equilibrio de poderes y el Estado de Derecho, en cuanto promulgó la Constitución Plurinacional en 2009.  A partir de ese momento, el Movimiento al Socialismo (MAS) se abalanzó sobre el Poder Judicial a vista y paciencia del propio paĆ­s, pero tambiĆ©n de la Comunidad Internacional.

Incluso en 2017 el país llevó adelante elecciones para nombrar magistrados. Allí se observó un escandaloso ausentismo en protesta de las desvergonzadas manipulaciones a las que el MAS tiene acostumbrado al conjunto de la ciudadanía.

De manera mÔs reciente, y dadas las pretensiones del régimen de Arce por borrar de la historia nacional el monumental fraude perpetrado por el líder cocalero Evo Morales a finales de 2019, el país ha sido testigo de la intervención y manipulación de la justicia a todo nivel.

Por ejemplo, se han detenido policĆ­as y militares de alto nivel que solamente han develado las pugnas internas entre distintos bandos del narcotrĆ”fico sobre el que muchos piensan sin temor a equivocaciones, que tienen involucrada a la mĆ”s alta cĆŗpula del partido en el poder. TambiĆ©n se ha visto una serie de denuncias contra jueces que recibieron sobornos para la liberación de delincuentes y criminales, tanto comunes como el de Gabriela Zapata MontaƱo, ex amante del cocalero Morales, y acusada por trĆ”fico de multimillonaria influencias en el ā€œcaso Camceā€.

Ante tal cantidad de casos escandalosos e inocultables de intervención del régimen del MAS sobre el sistema judicial, tanto recientes como aquellos que datan desde que el narcosocialismo tomó el poder en 2006, invitan a Diego García-SayÔn -relator especial para la Independencia de Jueces y Abogados de la Organización de Naciones Unidas (ONU)-, para que revise el estado de la justicia en el país.

Durante los 7 dĆ­as que estuvo por Bolivia, y luego de haber sostenido audiencias con actores tanto de la sociedad civil como con polĆ­ticos de la oposición, GarcĆ­a-SayĆ”n apenas ha dejado frases tan ambiguas como: ā€œla justicia estĆ” lejos de la genteā€, ā€œno he visto perseguidos polĆ­ticosā€, o apenas se ha pronunciado sobre el hacinamiento y sobrepoblación en las cĆ”rceles del paĆ­s, que no es novedad alguna ni mucho menos el problema mĆ”s grave de Bolivia.

Pero lo mÔs relevante de la visita del relator se deja ver en el informe preliminar de 9 puntos y 7 pÔginas que ha elaborado sobre el final de su estadía (la versión final del informe serÔ entregada en junio). En este documento se habla de la necesidad de un acuerdo nacional para reformar el sistema judicial de Bolivia, pero no se atreve a mencionar con claridad cuÔles son exactamente las causas del deterioro de la justicia.

Sin embargo, lo mÔs importante de este informe es justamente lo que deliberadamente omite. Como ya se ha afirmado en otras oportunidades, probablemente lo peor de todo el escÔndalo que rodea a la manera en que el MAS ha pretendido ejercer y mantenerse en el poder, es la detención ilegal de la expresidenta Jeanine Áñez por el supuesto golpe de Estado que habría sufrido Morales en 2019.

El de ƁƱez es, sin duda alguna, el caso emblemĆ”tico de una justicia sometida al narcosocialismo del MAS. La ex mandataria lleva mĆ”s de dos semanas de huelga de hambre en protesta por su detención preventiva ilegal de un aƱo sin prueba alguna en su contra, pero el relator de la ONU no se ha pronunciado sobre su caso en especĆ­fico. Solamente apuntó que ā€œse debe combatir el exceso de prisión preventivaā€.

Por si fuera poco, y para que que García-SayÔn quede todavía mejor retratado, la detención preventiva de la expresidenta Áñez fue extendida por tres meses mÔs. Es decir, si Diego García-SayÔn, relator de la ONU, no va a pronunciarse siquiera sobre el escandaloso e indignante caso de Jeanine Áñez, es mejor que guarde silencio.

AdemÔs, en la conferencia de prensa que ofreció para presentar su informe preliminar, el relator de la ONU recibió preguntas sobre por qué no menciona a las víctimas de los últimos días en que Morales todavía era presidente, o cuando se descubrió una grabación telefónica en la que se escucha al cocalero enviando instrucciones a los cocaleros desde su refugio en México, para que bloquearan el paso de alimentos a las ciudades, pero se limitó a decir que habían muchos hechos que todavía necesitan de mayor investigación.

Es que GarcĆ­a-SayĆ”n incluso se ha atrevido a afirmar que no ha visto persecución polĆ­tica alguna en el paĆ­s, con las siguientes palabras: ā€œSe ha hablado de persecución polĆ­tica. Yo no he tenido entrevistas con alguna persona que me haya manifestado hechos que sustenten una persecución polĆ­tica, si hay otras situaciones que yo no he conocido, podrĆ­a ser, pero en este caso yo no podrĆ­a responder con conocimiento de causaā€.

Lo que explica este ambiguo -cuando no mezquino e incluso cómplice- comportamiento del relator, es que, en primer lugar, ha sido invitado por el propio régimen del MAS para lavarle la cara, y frivolizar hechos de injusticia muy graves en el país. El relator vino a no decir nada sobre los problemas mÔs graves de la justicia en Bolivia, asunto que le es mÔs que suficiente al régimen de Luis Arce Catacora.

Es cierto que los elementos para hacerse grandes expectativas sobre un invitado del régimen para que observarÔ la situación de la justicia nunca fueron abundantes. Sin embargo, llama la atención que un representante de la ONU y un ex juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que se supone suficientemente capaz para definir asuntos que le competen a nivel internacional, se pronuncie de tan ambigua y tangencial manera sobre el estado de la justicia en un país donde la institucionalidad se encuentra en estado comatoso, y que su solución empieza primero por el planteamiento de un diagnóstico claro y contundente sobre sus causas, que por cierto no apuntan en ningún otro sentido que no sea el propio nacimiento del Estado Plurinacional y el avance sin precedentes del narcosocialismo en el país desde hace ya 16 años.

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