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Entrevista José Ramón Riera, economista del Foro Séneca
Entrevista José Ramón Riera, economista del Foro Séneca

José Ramón Riera: ‘Lo que ha sucedido en el SEPE pasa en Alemania y el ministro es cesado’

27 de marzo de 2021
  • «Hay una idea equivocada del dinero público. El dinero público no es de los políticos».
  • «Lo que ha sucedido en el SEPE pasa en Alemania y el ministro es cesado si no ha presentado la dimisión, pero aquí se la promociona a vicepresidente».
  • «A nivel recaudatorio la eficacia es total. En cuanto a la Sanidad, mientras estés en tu comunidad, te irá bien o mal según cómo funcione la Consejería correspondiente».
  • «Cuando han llegado las vacas flacas, ni Zapatero, ni Rajoy, ni Sánchez han sabido usar el dinero de los españoles».
  • «Se ha montado un Gobierno enorme duplicando e inventando Ministerios para dar lugar a los compromisos políticos de Sánchez«.

José Ramón Riera es economista, empresario y, actualmente, miembro del Comité Ejecutivo del Foro Séneca (foroseneca.es ). Iniciamos con él una serie de entrevistas sobre gasto público, con el objetivo de traducir el vocabulario grandilocuente tan propio de la clase política a un lenguaje inteligible para todos. En España tenemos una Administración Pública gigantesca, elefantiásica y monumental, de la que desconocemos casi todo y lo peor es que no tenemos ni idea de cuánto nos cuesta ni cómo se usa. Saber en qué se emplea nuestro dinero es conocer qué tipo de sociedad se quiere construir.

El pasado mes de diciembre se aprobaron los llamados “presupuestos más sociales de la historia” con el apoyo de ERC, PNV, Más País, Partido Regionalista de Cantabria, Nueva Canarias, Teruel existe, Compromís, PDeCAT y Bildu. El bombazo informativo fue tan grande que la mayoría nos quedamos en el ‘con quién’ y no tanto en el ‘qué’ y menos en el ‘cuánto’.

¿De cuánto gasto estamos hablando respecto de los anteriores presupuestos?

—En primer lugar, debemos recordar que partíamos de los presupuestos de Montoro aprobados en 2018 y renovados en 2019 y 2020, porque había sido imposible en tres años aprobar unos nuevos. Ya para 2021 se firman estos presupuestos en los que se pasa de un gasto de 324.000 millones de euros a 439.000 millones, lo que es un incremento de gasto de 115.000 millones de euros en valor absoluto y un crecimiento del 35,5 % en porcentaje de gasto.

Si estuviera aquí Pla diría aquello de: “y todo esto ¿quién lo paga?”.

—Lo pagas tú, lo pago yo y el que esté leyendo esto ahora mismo.

—¿Ese incremento de gasto a qué se dedica principalmente?

—Estos 115.000 millones se dividen en nueve capítulos de gasto. El mayor incremento de gasto en porcentaje se destina a transferencias de capital. Transferencias que se van a realizar desde la organización de los Ministerios a los organismos autónomos para equilibrar el Fondo de Comercio. El presupuesto para transferencia de capital pasa de 14.500 a 35.000 millones de euros. Esto constituye el mayor aumento en porcentaje (141 por ciento); en valor absoluto el mayor incremento va destinado a transferencias corrientes.

«Todos los Gobiernos se han dedicado a paliar problemas, pero no a gestionar las crisis de forma estratégica. ¿Hay parados? Se pagan las prestaciones, pero no se va más allá»

¿Por qué es necesaria tanta inyección de capital en los organismos dependientes del Estado?

—La transferencia de capital a los organismos autónomos es el equivalente a una ampliación de capital en una empresa privada que, en determinados casos, de no hacerse, llevaría al cierre de esa empresa. En este caso, el Estado se ha visto obligado a transferir 20.000 millones de euros a estos organismos porque estaban en una situación económica insostenible y 60.000 millones para los gastos corrientes.

Un ejemplo muy claro de duplicidades: tenemos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con 10.300 personas, y, a la vez, está la Agencia Estatal de Investigación, con 208 personas

—Entonces, de los 115.000 millones de aumento de gasto, 80.000 millones se los comen los organismos autónomos. ¿Cuántos organismos de este tipo hay en España?

—Entre organismos autónomos y estatales, que no son fundaciones, sino que tienen trabajadores y una actividad y que hacen cosas —en teoría— para la sociedad, hay 116 organismos que reciben dinero de los presupuestos generales del Estado. Algunos tan importantes como la Agencia Tributaria, el SEPE, la Gerencia de Informática de la Seguridad Social o el Instituto Cervantes y otros que no lo son tanto, claro.  

¿Son necesarios todos y cada uno esos organismos o algunos se pueden parecer más bien a chiringuitos?

—Hay de todo, entre los 116 organismos autónomos, hay muchos muy necesarios que funcionan perfectamente, pero claro que también hay chiringuitos. Por ejemplo, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios -con 42 personas- y el Fondo Español de Garantía Agraria -con 247 personas-, lo suyo sería que se unificaran o se integraran en el Ministerio de Agricultura y se ahorraba personal, altos cargos y gasto corriente. ¿Para qué dos organismos tan parecidos que duplican determinados gastos? Tenemos otro ejemplo muy claro en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con 10.300 personas, que está reconocido como uno de los grandes organismos nacionales que funciona muy bien y, a la vez, existe la Agencia Estatal de Investigación, con 208 personas. ¿Qué sentido tiene este organismo? ¿Por qué no se integra en el CSIC? Como estos dos casos habría muchos más.

También hay otro tipo de duplicidad como el de la Agencia Estatal de Meteorología, que tenía 1.200 personas en 2019 y tiene sus réplicas correspondientes en las Comunidades Autónomas.

Luego hay otros como el Consejo de Buen Gobierno y Transparencia ola Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que suenan muy bien y que en teoría son muy importantes, pero que están muy poco dotados en medios económicos y personales (22 y 55 personas respectivamente), con lo cual no deben importar mucho al Gobierno. Con esos medios personales es muy difícil desempeñar una función eficaz de control. Es imposible.

«Ni Zapatero, ni Rajoy, ni Sánchez han sabido usar el dinero de los españoles. Se han dedicado a paliar problemas, pero no a gestionar las crisis de forma estratégica»

¿Qué organismo es el más dotado y el que mejor funciona?

—La Agencia Tributaria es una máquina de funcionamiento perfecto. Tiene la mejor informática y los inspectores mejor formados. Quizá no se gestiona desde arriba con las mejores indicaciones, creo que se ataca demasiado al pequeño y al mediano, pero lo que nadie puede dudar es que lo sabe todo. Por ejemplo, si a usted le han puesto una multa en La Coruña, la Policía tiene el deber de comunicarlo a la AEAT que siempre tendrá sus datos al día y le perseguirá hasta que la pague o le embarguen la cuenta.

Entonces, la AEAT es la demostración perfecta de que en España se pueden hacer las cosas muy bien.  ¿Cómo es posible que la AEAT haya conseguido esa capacidad operativa con fines recaudatorios tan perfecta y luego, un ciudadano español que se va de vacaciones a la región de al lado, tiene problemas incluso para que le dispensen una medicina que está incluida en su tarjeta sanitaria?  ¿Qué diferencia hay entre estas administraciones?

—Tiene una lógica: la AEAT es nacional, tiene supervisión y control nacional y colabora con las Comunidades Autónomas para las cosas necesarias; tiene una organización magnífica. Mientras que la Sanidad es más o menos buena en función de en qué autonomía te pille; es una competencia delegada a las autonomías y cada una tiene su organismo autónomo para gestionarla que depende de su consejero de Sanidad, con sus propios protocolos. No hay una Agencia Estatal de Sanidad. 

Si a un ciudadano español le sucede algo fuera de su comunidad autónoma y es necesario conocer su historial sanitario ¿existe una base de datos sanitarios de todos los españoles mediante el cual se pueda saber en situación de emergencia cosas básicas como si esa persona es hipertensa, si padece del corazón, tiene una diabetes o si toma una medicación específica? 

—Olvídate. Si a mí me pasa algo estando de viaje fuera de mi comunidad y no me puedo comunicar, el profesional sanitario que me atienda no tiene dónde ver mi historial. No existe una consolidación de datos a nivel sanitario. Para eso tendría que haber una Agencia Estatal de Sanidad, que no la hay. 

«Llevamos el 115 por ciento de endeudamiento del PIB, cuando en 2007 estábamos endeudados en un 36 por ciento y de esto nadie pregunta»

O un Ministerio de Sanidad que nos sirviera para algo, ¿no?

—Claro, pero el Ministerio de Sanidad no tiene contenido alguno. Y un tema tan importante como éste, debería hacerlo. Lo mismo pasa con el Ministerio de Justicia, que debería dar un servicio similar de información de datos a todos los juzgados de España. Pasa también con el Ministerio de Educación, las competencias en Educación están delegadas a las autonomías y, al final, cada una viene haciendo lo que les da la gana.

Es decir, que la AEAT tiene todos los medios necesarios para saber si nos hemos saltado un semáforo en Oviedo y cobrarnos la multa en Cádiz, pero el Ministerio de Sanidad no ha conseguido ni siquiera poner en común una información que puede salvar vidas. ¿Prima el afán recaudatorio sobre el servicio sanitario?

—Absolutamente. A nivel recaudatorio la eficacia es total. En cuanto a la Sanidad, mientras estés en tu comunidad, te irá bien o mal según cómo funcione la Consejería correspondiente, pero si te vas 200 metros más allá estás perdido. La consolidación de la información no existe en esta área, sales de tu región y es como si estuvieras en un país diferente. Una cosa muy habitual es que no te dispensen medicamentos que tienes incluidos en tu tarjeta sanitaria fuera de tu comunidad autónoma. Información centralizada tienen varias como el SEPE, la AEAT o la Gerencia Informática de la Seguridad Social. 

De los 116 organismos autónomos que existen, ¿cuántos serían prescindibles o se podrían reorganizar para ser más eficientes?

—Pues yo buscaría procesos de unificación de algunos de estos órganos y prescindiría de muchísimos. Por ejemplo, las 10 Confederaciones Hidrográficas se podrían concentrar en una a nivel administrativo y coordinar el Cuerpo de Ingenieros que trabajaría en lugares diferentes, como es lógico. Otro ejemplo: uniría la TGSS y la Gerencia informática de la SS, haciendo un solo organismo, con el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria.

Reorganizando, fusionando y evitando duplicidades, se podría reducir entre un 60 o un 70 por ciento el gasto de estos organismos. En total, los 116 organismos tienen un total de 137.000 empleados, de los cuales 2.912 están en la categoría de ‘otros’. Estos casi 3.000 empleados son gente contratada sin ningún tipo de control ni transparencia. Dicho de forma clara, estos son amiguetes contratados por el partido de turno. 

«No se hace ninguna auditoría externa a la Administración Pública. En cualquier empresa privada, lo primero que hacen los gestores es analizar los procesos internos de la compañía»

Como estudioso del funcionamiento de la Administración Pública, ¿cuál es el principal defecto en la gestión de nuestro dinero?

—En primer lugar, existe una idea equivocada del dinero público. El dinero público no es de los políticos, sino de los españoles y no lo pueden gestionar como suyo. Y esto es algo que han hecho todos los Gobiernos de la democracia.

Pero quizá también tenemos la culpa los ciudadanos ¿el español es poco exigente respecto a la gestión de su dinero? 

—Existe una gran incultura en este aspecto, el español no pide cuentas de lo que se hace con su dinero. La relación político-ciudadano es nula.

Por eso llevamos el 115 por ciento de endeudamiento del PIB, cuando en 2007 estábamos endeudados en un 36 por ciento y de esto nadie pregunta. Cuando han llegado las vacas flacas, ni Zapatero, ni Rajoy, ni Sánchez han sabido usar el dinero de los españoles. Todos los Gobiernos se han dedicado a paliar problemas, pero no a gestionar las crisis de forma estratégica. ¿Hay parados? Se pagan las prestaciones, pero no se va más allá, al fondo del problema. 

«Para empezar, no existe una visión España, no existe una estrategia país. Nadie se ha molestado en hacer un análisis de nuestra debilidades y fortalezas»

¿Qué tiene que aprender la Administración Pública de la empresa privada?

—No se hace ninguna auditoría externa a la Administración Pública. En cualquier empresa privada, lo primero que hacen los gestores es analizar los procesos internos de la compañía y luego buscar las mejores prácticas.  Esto en la función pública no se hace. Estamos todavía en procesos muy obsoletos. 

Esta semana pasada ha sucedido algo increíble, después del ataque informático que ha sufrido el SEPE, nos hemos enterado de que este organismo no tiene los certificados de seguridad exigidos por el CNI en materia de ciberseguridad. Es muy posible que miles de españoles no cobren la prestación este mes y parece que no pasa nada.

—No sólo no pasa nada, sino que la ministra responsable promociona a vicepresidente del Gobierno. Lo que ha sucedido en el SEPE pasa en Alemania y el ministro es cesado si no ha presentado la dimisión, y lo primero que ha hecho ha sido echar a los responsables de la estructura. Vamos a ver qué pasa cuando la gente no cobre este mes.

Pues me temo que pasará como pasó con los ERTEs, que se tardó mucho en cobrar y muchos no han cobrado nunca. Y no ha pasado nada.

—Exacto, no pasa nada. Nadie dice nada. Y eso se debe a la falta de cultura por parte de los administrados respecto a la Administración. La sociedad está dormida, anestesiada, adocenada, aburrida, cansada y vieja. 

«Tenemos ministros como el de Consumo y el de Universidades, entre otros, que no hacen absolutamente nada»

—Habla de la sociedad ¿qué pasa con la clase política?

—Existe una falta total de profesionalidad en la clase política. Los gestores son una panda de indocumentados y en este Gobierno más que en ningún otro. En otras épocas, ha habido gente más preparada, con un nivel. Ahora mismo, Calviño, que es la que mejor fama tiene, a lo máximo que ha llegado ha sido a perder las elecciones de Comisario de Economía de la Unión Europea y ésta es la buena. 

Si se aplicara el método de la campana de Gauss en lo que se refiere al personal de una empresa a este Gobierno, nos daría un índice de eficiencia inexistente.

¿Son necesarios 23 ministerios?

—En una situación de crisis como la que tenemos, con doce ministerios bien organizados sería más que suficiente. Se ha montado un Gobierno enorme duplicando e inventando Ministerios para dar lugar a los compromisos políticos de Sánchez. Así tenemos ministros como el de Consumo y el de Universidades, entre otros, que no hacen absolutamente nada.

¿Qué necesita España?

—Para empezar, no existe una visión España, no existe una estrategia país. Nadie se ha molestado en hacer un análisis DAFO. Estudiar cuáles son nuestras debilidades, nuestras amenazas, nuestra fortaleza y nuestras oportunidades y, a partir de ahí, hacer un plan estratégico. Debemos ser capaces de definir qué queremos ser como país dentro de diez años, de veinte y de cincuenta. Eso es lo que necesitamos.


José Ramón Riera es especialista en Gestión y Desarrollo de Negocios de Harvard Business School y SIT Impact Bootcamp con el Banco Europeo de Inversiones. Más de 40 años de experiencia comercial en todo el mundo, Director de Ventas y Márketing en El Corte Inglés, director general en Dinsa (empresa del Grupo Banesto), en Zenith (Bull Group), presidente y consejero delegado en General Electric Capital. Desde 2002 ha lanzado sus propios proyectos tecnológicos como WhatsCine y su filial estadounidense WhatsMedia (una solución que permite a las personas con discapacidad sensorial disfrutar de una película de estreno en una sala de cine o en la TV). En julio de 2016 obtuvo el Premio Reina Letizia a la mejor tecnología de inclusión social de 2015 y en octubre de 2017 recibió las llaves de la ciudad de Miami.

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