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el periodista conservador advierte sobre el regreso del totalitarismo

Rod Dreher: ‘Silicon Valley odia a los conservadores, odia a los cristianos’

Portada del libro 'Vivir sin mentiras' de Rod Dreher.

El periodista conservador Rod Dreher, columnista de The American Conservative y antiguo colaborador de The New York Times, de origen protestante, pero que se convirtió al catolicismo en 1993 y luego a la ortodoxia en el año 2006, ha publicado recientemente su nueva obra ‘Vivir sin mentiras’ con la que presenta una advertencia sobre el regreso de un auténtico totalitarismo.

El autor ha sido recientemente entrevistado por el canal de tv ‘Negocios’ en un encuentro en el que compara el totalitarismo soviético con el actual y en el que avisa de que el pilar fundamental de este denominado ‘totalitarismo blando’ es la destrucción de la familia y de las tradiciones conservadoras.

A continuación y por su valor informativo, se reproduce íntegramente esa entrevista publicada por NegociosTV.

¿Tenemos ya una sociedad que vive pensando en una libertad que ya no posee?

La gente que vivía con el comunismo no tenía libertad, pero este nuevo totalitarismo blando está ocurriendo dentro de la democracia liberal. No tenemos Gulag, no tenemos policía secreta como en el comunismo, pero todavía vivimos en una sociedad en la que puedes perder tu trabajo si tienes la llamada opinión equivocada, puedes ser expulsado de la sociedad, puedes perder tus amigos, puedes perder tu reputación. Algunas personas, muchas personas, no lo ven porque todavía miran la ley y miran la Constitución y dicen que nuestras libertades están garantizadas, pero en realidad las libertades de todo el mundo se están reduciendo cada vez más.

¿En qué se parece el momento actual y el totalitarismo soviético?

Podemos ver la diferencia, porque no existe un Estado poderoso que sea el mando de todo en la sociedad, pero esto está sucediendo de todos modos porque muchos de los llamados ‘woke’, que es una palabra que usamos en América, no sé si existe en español, pero una persona que es ‘woke’ es alguien que cree en toda esa ideología de la izquierda sobre género, sobre raza y todo lo demás. Los ‘woke’ controlan ahora todas las instituciones en nuestra democracia liberal en los Estados Unidos. Controlan las universidades y los medios y han llegado a tomar el control de los ‘grandes negocios’, de las grandes organizaciones capitalistas. Incluso de los deportes, la ley, la medicina… cada institución importante está controlada por los ‘woke’ y están ejerciendo su poder de una manera que no es liberal, o que nosotros entendamos como liberal. Son completamente intolerantes, exigen obediencia y están, incluso, cambiando nuestra forma de ver la realidad. Por ejemplo, este verano, en Valencia, estuve allí en España, vi señales que decían: «Una mujer puede tener pene» o «un hombre puede tener vulva». Esto es una locura, pero ellos exigen, estos totalitarios blandos, que todos estemos de acuerdo con ellos, aunque sepamos que es una mentira. Esta es una de las grandes manifestaciones del ‘totalitarismo blando’.

¿Cómo se ha implantado la base de este totalitarismo? El disfraz es la “tolerancia y el diálogo”

Exactamente, así es como empezó, con la izquierda diciendo «solo queremos diálogo, sólo queremos hablar de estas cosas y vosotros debéis ser compasivos y dialogar», pero cuando consiguieron poder, en las conversaciones y en las instituciones, el diálogo se paró. Lo que es interesante sobre esto y una de las cosas que lo hace ‘blando’ es que viene acompañado de un sentimiento de compasión. Nosotros no podemos decir que una mujer transgénero no es realmente una mujer porque eso sería cruel. En los colegios esto empezó hace más de 20 años en América con los activistas ‘anti-bullying’ que nos vendieron que había evitar el bullying y, para eso, había que enseñar ideología de género. Toda persona decente está de acuerdo en que el bullying está mal y la forma de luchar contra ello es decir: «trata a la gente con respeto», pero eso no es lo que hicieron estos totalitarios blandos. Ellos utilizaron la compasión natural, que sobre todo tiene la gente cristiana, para abrir la puerta a una ideología radicalmente anticristiana.

¿Por qué la destrucción de la familia ha sido el pilar fundamental de la ideología única que intenta implementarse en el mundo para eliminar la libertad?

Lo vemos sobre todo con la ideología de género. Están liberando el ‘deseo individual’, eso es lo que alegan ellos, y la forma que tienen para hacerlo es destruir la familia. Especialmente destruir al padre, porque dicen que el patriarcado es una institución malvada, así es exactamente cómo funcionaban las cosas con el comunismo soviético. Cualquier cosa que se interpusiera entre el Estado y el individuo era vista como un obstáculo para la revolución y la plena liberación del individuo. Por eso los comunistas destruyeron iglesias, el estado veía cualquier cosa que se interpusiera entre el individuo y el escenario como un obstáculo para la revolución en la plena liberación del individuo, por lo que destruyeron las iglesias, destruyeron cualquier asociación privada y ciertamente intentaron destruir la familia porque competía con el estado por la lealtad de los individuos. El problema de esto, y lo sabemos de la experiencia con el totalitarismo duro, es que si no hay nada entre el individuo y los que tienen el poder para implantar esta ideología, estás totalmente indefenso. Así que, visto así, los totalitarios blandos están en lo correcto cuando ven a la familia tradicional como un enemigo, por eso están intentando destruir a la familia y la gente tiene que estar avisada de esto.

¿Nos puede explicar a qué se refiere con la estrategia de la compasión en las escuelas?

Lo he mencionado anteriormente, los activistas LGTBI vinieron a los colegios en América para hablar de bullying y empezaron a enseñar ideología de género y hoy todo esto está mucho más avanzado. Me di cuenta cuando estuve en España hace un par de años, en Navarra, había un programa escolar que demandaba que todos los niños, incluso los más pequeños, fuesen instruidos en ideología de género. También escuché que el Gobierno de España estaba forzando, incluso a los colegios católicos, a enseñar ideología de género. Los totalitarios blandos saben que los colegios son la forma de introducirse en el cerebro de los niños pequeños y ponerlos en contra de su iglesia, de su familia y de sus tradiciones. En Estados Unidos es increíble lo que está pasando, incluso tenemos en las escuelas, en las escuelas públicas de toda América, planes para engañar a los padres si sus hijos les dicen que son transgénero. Forma parte de la política de los centros: si un niño dice que es transgénero, el colegio engañará a los padres para que no se lo diga, porque ven a los padres como a los enemigos del niño. Están enseñando a los niños que si son blancos o descendientes de europeos hay algo malo en ellos, que son culpables de una gran maldad racista. De esta forma están colonizando las mentes de los niños para crear discípulos del totalitarismo blando y que se vuelvan contra sus padres.

¿Tendrán fe nuestros hijos?

Es la pregunta más importante que nos podemos hacer como cristianos y la respuesta es que no estamos seguros de ello, no controlamos a nuestros hijos, pero sí podemos controlar las circunstancias que les den la mejor oportunidad para que tengan fe. Y si queremos que tengan fe, primero tenemos que darnos cuenta de cómo de anticristiana es nuestra sociedad. Todo en nuestra sociedad actual empuja contra la fe cristiana. No debemos volvernos histéricos por esto pero sí ser determinantes . Tenemos que tener claro que, si queremos que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tengan fe, tenemos que vivir, ya, ahora, de una manera espiritual, profunda y disciplinada. Esa es la única oportunidad que tenemos y ni siquiera nos garantiza nada, pero si sólo nos sentamos y esperamos que todo vaya bien o si sólo confiamos en los obispos o en los pastores, o en los políticos para arreglar las cosas, estamos haciendo una apuesta estúpida. Tenemos que empezar ahora.

¿La propiedad privada nos hace libres o esclavos?

Creo que nuestra libertad está sobre todo garantizada por la propiedad privada porque dice que hay ciertas líneas que el Estado no puede cruzar. Si no hay propiedad privada, todos somos esclavos del Estado. Pero ahora estamos viendo con este totalitarismo blando que en las democracias capitalistas liberales la propiedad privada por sí misma no garantiza la libertad. Estamos viendo cómo las grandes corporaciones están utilizando su libertad para sofocar a la democracia. Así, en EE.UU., cada vez que se aprueba una ley como una ley anti-aborto o una ley de libertad religiosa y a una de las principales corporaciones no le gusta, castigan a esos estados. Es decir, hay personas, esas grandes corporaciones que están utilizando sus propiedades privadas, ese poder, para quitárselo a quienes no tienen tanto.

¿La tecnología también tiene que ver con la pérdida de libertad?

Por supuesto que sí. Existe el llamado capitalismo de vigilancia. Google y otras grandes compañías han desarrollado una forma de capitalismo basada en recopilar tantos datos como puedan de cada persona. Cada vez que utilizamos nuestro teléfono, hay compañías que están recopilando datos de lo que hacemos, donde estamos, lo que compramos, etc. Hacen esto de una forma totalmente legal, en Europa existen más restricciones que en América, pero igualmente pasa. Están recopilando esta información para vendernos cosas. No hay que ser un genio para saber que esta información que está siendo recopilada puede ser utilizada para castigar a los disidentes políticos y religiosos. China ya lo está haciendo y creo que esto está viniendo hacia nosotros también.

Otra forma en la que estamos perdiendo nuestra libertad a costa de la tecnología, es que nos hemos vuelto totalmente dependiente de ella. Cuando este verano estuve en Hungría, en Europa, me di cuenta de que todo el mundo prefería que pagase con tarjeta, sobre todo ahora tiene más sentido con el covid, supongo, pero, en la mayoría de los sitios a los que fui, solo se podía pagar con tarjeta. Si ese es el caso, si no podemos utilizar el efectivo nunca más, si nos volvemos dependientes de las tarjetas, será más fácil para el Estado sacarnos de la economía. Es lo que están haciendo en China: pueden pulsar un botón y evitar que dejes de utilizar el sistema electrónico y que estés, así, fuera de la economía. Tenemos que ser muy precavidos con la tecnología. Si nos fijamos en los medios de comunicación, por ejemplo, Silicon Valley, odia a los conservadores y odia a los cristianos y está haciendo todo lo posible para que no podemos formar parte de esa vida ‘online’. Cuando estuve en Rumanía, hice una entrevista con un periodista cristiano, cuando él la compartió en su Facebook, Facebook lo expulsó. También una revista húngara recibió un aviso por promocionar mis libros.

¿La renta mínima universal es un paso más para el totalitarismo blando?

No sé qué pensar exactamente sobre ello pero siempre me preocupo cuando escucho hablar de algo universal que dependa del Estado. Creo que estamos mejor servidos por una sociedad que sigue el concepto católico de la subsidiariedad en la que el poder está dividido. Por otra parte, es bastante claro que los avances tecnológicos y en inteligencia artificial evitarán que haya trabajo para un gran número de personas. Si no estamos de acuerdo con la renta mínima, ¿ qué vamos a hacer con las personas que pierdan sus puestos de trabajo porque hayan sido automatizados?

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