Uno de los momentos más tensos del debate electoral entre Donald Trump y Hillary Clinton en 2016 fue cuando el neoyorquino «prometió» a su rival que la llevaría a la cárcel.
Hoy, el expresidente está más cerca de cumplir su advertencia, al presentar una querella contra la antigua secretaria de Estado por conspirar para implicarle en una falsa colusión electoral con el Kremlin, la famosa/infame «trama rusa» que pendió como espada de Damocles sobre su mandato antes de deshacerse en la nada.
La acción legal acusa a Hillary Clinton, al Comité Nacional Demócrata y a sus secuaces de tratar de «manipular» las elecciones presidenciales de EEUU de 2016 al lanzar una feroz campaña de desprestigio.
«En el período previo a las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton y sus secuaces orquestaron un complot impensable, uno que conmociona la conciencia y es una afrenta a la democracia de esta nación», argumentó el expresidente en una querella presentada en un tribunal federal de Florida.
«Actuando en conjunto, los Acusados conspiraron maliciosamente para tejer una narrativa falsa pretendiendo que su oponente republicano, Donald J. Trump, estaba en connivencia con una nación soberana extranjera hostil», continúa. «Las acciones tomadas para promover su esquema (falsificación de evidencia, engaño a las fuerzas del orden público y explotación del acceso a fuentes de datos altamente confidenciales) son tan escandalosas, subversivas e incendiarias que incluso los eventos de Watergate palidecen en comparación”, añade la demanda.
«Trump, quien derrotó a la candidata demócrata Clinton en las elecciones presidenciales de 2016, alega ‘extorsión’ y una ‘conspiración para cometer una falsedad perjudicial’, entre otras afirmaciones», informa Reuters.
¿Qué fuera la ‘trama rusa’?
La llamada «trama rusa» consistió en una operación llevada a cabo por el equipo de campaña de Hillary Clinton para sembrar el rumor falso de que Donald Trump había establecido una «línea directa secreta» con Moscú a través de un banco ruso.
La operación, amplísima, implicó a varias agencias de Inteligencia, según documentos desclasificados y fuentes informadas sobre una investigación criminal en curso. Además del FBI, la campaña de Clinton de 2016 trató de convencer al Departamento de Estado, al Departamento de Justicia y a la Agencia Central de Inteligencia de la Administración Obama para que investigaran el engaño, y siguió insistiendo en el asunto años después de que Trump asumiera en enero de 2017, con la idea de forzar un juicio de cese parlamentario o ‘impeachment’. El objetivo era desencadenar actividad de investigación federal dirigida a su rival republicano y filtrar la información dañina a los medios.
