«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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UNA CONSPIRACIÓN GIGANTESCA

‘Trump ganó por goleada y vamos a probarlo’

El exabogado de Donald Trump, Rudy Giuliani

Déjenme tomar aliento, que esto es muy, muy gordo. Me refiero a la rueda de prensa del equipo jurídico del presidente Trump, que ha lanzado todas las bombas informativas imaginables; solo les ha faltado revelar que Biden, Harris y los Clinton son realmente alienígenas reptilianos, así que vayamos por partes.

Empecemos con esta frase de Sidney Powell, la ‘terminator’ del equipo jurídico de Trump: “El presidente Trump ganó por goleada y vamos a probarlo, y vamos a reclamar los Estados Unidos para el pueblo que vota por la libertad”.

Y sigamos por… ¡Oh, hay DE TODO! Una conspiración gigantesca, el mayor caso de fraude electoral de la historia, un sistema informático diseñado por venezolanos cercanos a Chávez para manipular elecciones a distancia, medios en colusión con los malos para ocultar la verdad al pueblo americano y hasta nuestro viejo amigo y perejil de todas las saldas, George Soros. Mientras Powell estaba describiendo cómo el programa de Dominion/Smartmatic (no presten demasiado atención a los nombres: la empresa va cambiando de sede y nombre como es habitual en la mafia) permite fácilmente atribuir los votos destinados a un candidato a su rival desde un móvil por un crío, el sitio online de la compañía se esfumó, bluf.

Empezó Rudy Giuliani describiendo lo que podríamos llamar las formas más tradicionales de fraude -muertos que votan, papeletas tiradas masivamente a la basura, gente que vota cuatro y cinco veces, distritos en los que la participación es del 200%, es decir, el doble de votos que votantes, etcétera-, de lo que solo destaca la espectacular magnitud. Y luego vino Terminator Powell con la maquinita, que facilita muchísimo el engaño y que afecta a otros países, incluido el nuestro.

El cuadro que dibuja es el siguiente. Los demócratas están tranquilos, extrañamente tranquilos, en los días previos a las elecciones. No son las encuestas, meros instrumentos de propaganda para desanimar a los trumpistas: era el plan. Era el plan lo que hizo que Hillary Clinton conminara a Biden a no conceder por mal que se presentara la noche electoral. Era el plan lo que llevaba a los operativos demócratas a advertir al pueblo que no se fiaran de los primeros votos, lo que movió a Biden a declarar que el recuento no se iba a terminar en la noche electoral, sino que duraría semanas.

Y así fue, pero con un pequeño giro de guion: la victoria de Trump era demasiado arrolladora, muy superior a lo que esperaban, y por eso los americanos se fueron a las 4 de la mañana convencidos de que el presidente había revalidado mandato y despertaron con Biden como vencedor. Fue cuando se paró el recuento en todos los estados cruciales, los estados disputados. Había que aplicar el Plan B, darle fuerte a las ‘puertas traseras’ del programa y transferir como locos los votos a Trump a la casilla de Biden. De ahí que todo fuera tan poco creíble, de ahí las remesas de nuevos votos que pulverizaban la tendencia e iban todos, íntegramente o casi íntegramente, en proporciones soviéticas, a Joe Biden.

Y nada de esto hubiera sido posible, y todo esto se hubiera denunciado inmediatamente como un milagro estadístico completamente inverosímil si los medios de comunicación hicieran su trabajo en lugar de actuar como meros propagandistas del globalismo izquierdista. Por eso en la rueda de prensa posterior a las intervenciones de Giuliani y Powell, el primero se ofreció a responder preguntas de los medios con esta invitación: “¿Alguna cadena de ‘fake news’ tiene algo que preguntar?”.

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