Aquellas asociaciones que enarbolan la bandera del feminismo quedan en evidencia día tras día con argumentos cada vez más trasnochados.
Uno se esfuerza en no escandalizarse demasiado con las noticias que tiene que contemplar cada día, pero hay momentos en los que es inevitable.
Curioseaba esta mañana en mi tablón de Twitter cuando me encontré la enésima barbaridad de un grupo feminista: «La masturbación es una forma de violación telepática».
Masturbation is “telepathic rape”.
Feminism in 2018. pic.twitter.com/sVbU6fuhSO— Paul Joseph Watson (@PrisonPlanet) 15 de enero de 2018
Tuve que leer varias veces el titular para creerme la afirmación que contenía el artículo. Hasta ahora, otorgaba a este tipo de organizaciones el mérito de ser capaces de enarbolar la bandera de los derechos de la mujer sin criticar nunca jamás al islam. ¡Olé ellas!, solía pensar, pues en mi mente -reconozco que tal vez soy un tanto cuadriculado- no cabía semejante despropósito.
Ver las imágenes de las supuestas feministas manifestándose contra el ‘racista’ Donald Trump con un hiyab en la cabeza me superó. Supongo que algún teórico podrá explicarme cómo la prenda que oprime los derechos de las mujeres en medio mundo puede servir de símbolo para luchar en favor de ellas.
Tengo que admitir que pensé que después de aquello no podrían superarse. Es obvio que me equivoqué. Vivimos en un mundo donde los dogmas de lo políticamente correcto se están imponiendo a la realidad. Los medios nos dicen qué debemos pensar y nos describen el mundo que tenemos ante los ojos según establecen esos dictados.
Llamadme antiguo, pero la masturbación y la violación tienen lo mismo en común que la fabada y un plato de quinoa.