«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Actuamos igual si presenciamos maltrato masculino que si lo vemos femenino?

Mismas situaciones que a la inversa son alarma clara de violencia dentro de la pareja. De maltrato. Pero solo reaccionamos ante uno.

Todo el mundo se echaría las manos a la cabeza si dijéramos que la justicia tiene criterios estéticos; se puede optar a las mismas garantías judiciales siendo guapo que feo. Lo mismo diríamos del criterio económico, aunque entramos en terreno pantanoso, en teoría pobres y ricos deben cumplir por igual y tener los mismos derechos y deberes. ¿Y criterios biológicos? ¿Veríamos con injusticia actos según los genitales de víctima y agresor?

Un peculiar reportaje, que suele volver a salir de cuando en cuando en forma de experimento social, lo ilustra. Y no en España. Sino en Reino Unido, uno de los principales innovadores en cuanto a sensibilización frente a maltrato masculino. En el video podemos ver dos situaciones de maltrato. Un chico pega a su pareja, una chica pega a su novio. En ambos casos, los transeúntes pasan cerca. Pero solo en uno se paran. Solo cuando el chico pega a su pareja.

No es tan raro. Cuantas veces no se han hecho bromas entre amigos sobre lo estricta que es una mujer con su marido. Sobre cómo el hombre tiene que avisar a su mujer donde y con quien está. Volver a determinada hora. O no poder hacer planes. O incluso ver a su familia cercana y amigos, por ella. Mismas situaciones que a la inversa son alarma clara de violencia dentro de la pareja. De maltrato. Pero solo reaccionamos ante uno.

Si una situación nos escandaliza y la otra solo nos hace un poco de gracia, no podemos sorprendernos de que la justicia actúe igual. Por ejemplo, de que el gobierno de España recortara el teléfono al hombre maltratado. De que la UE eliminara casi en su totalidad los fondos. O de que jueces y fiscales deban sentir la presión pública por no considerar preculpable a cualquier hombre que pase por sus manos en un caso de maltrato.
Esa es la justicia, que nos hace reaccionar diferentes a situaciones iguales, porque vemos diferente lo que debería ser igual y tener una sola palabra: maltrato. Sin apellidos y sin sesos biológicos. Y es ese cambio en la justicia en el que aspiramos en Patón y Asociados, buscando, con una defensa judicial experta, la defensa de los hombres maltratados. Para que sean considerados personas maltratadas. Víctimas iguales a las demás.

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