«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los hombres maltratados sufren lo peor de la justicia española

CASO NOOS

Se dan dos situaciones de abuso. Para la mujer, aunque cuestionable, la justicia se moviliza para poder ponerle solución. Para el hombre, la justicia hace todo lo posible por ignorarle. 

Un hombre pega a su mujer, un chico pega a su novia. La situación es compleja. La víctima, mujer, se ha visto previamente aislada de su entorno cercano: trabajo, amigos y familia. Es una presa en su propia vida. Solo hay dos opciones, o antes o después reúne la fuerza para pedir ayuda al exterior y poder escapar o la situación de abuso la atrapa y seguramente acaba con su vida tarde o temprano.
Muchas cosas se le puede echar en cara a nuestro sistema judicial o a nuestra sociedad en este escenario. La falta de educación en prevención que provocó que esto sucediera. La falta de diligencia del sistema que hace que muchas situaciones de abuso se prolonguen innecesariamente. O la falta de experiencia del sistema tratando con estas situaciones que impide desarrollar medidas disuasorias y punitivas realmente adecuadas. Pero no es nada comparado con el caso de un hombre maltratado. Donde apenas sí se puede sacar algo que haga bien el sistema.
En primer lugar, la falta total de confianza por parte de la sociedad y del sistema. Si ya es difícil educar en una cultura del no abuso, más difícil es hacer calar la idea de que los hombres no son inmunes al maltrato. Que esas situaciones son abusos de poder de una persona sobre otra, no de un sexo sobre otro de manera natural. Una mujer tiene sustancialmente más fácil recabar apoyos en su entorno que un hombre en su misma situación.
En segundo lugar, la diligencia. El sistema judicial español cataloga los abusos de mujer a hombre como exclusivos de violencia doméstica, que no solo lleva penas menores (en los pocos casos en lo que se pena y no se impone multa) sino que ni si quiera establece la obligatoriedad de investigación. Por lo que puede ser tanto una riña de enamorados como una verdadera situación de abuso psicológico y físico de manual. Y finalmente, la inexistencia de medidas como refugios para hombres maltratados; que vuelven muy difícil la rehabilitación y vuelta a la normalidad.
Las situaciones de desprotección no suelen provocarse tanto por la maldad de las personas sino por la inoperancia de quien legisla. La mera posibilidad de equipar en cuanto a gravedad el abuso a una mujer que al de un hombre levantaría tanta polémica que sería un precio político inasumible para muchos. Pese a ser el camino correcto. En Patón&Asociados tratamos de ofrecer no solo una defensa legal experta, sino el apoyo para generar ese cambio social que tanto necesita la sociedad y justicias españolas; para que dejen de ser un infierno.
Por Juan Rivera Crespo, de Patón & Asociados

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