La Cámara de Representantes de Colombia rechazó la pasada semana por quinta vez el proyecto de ley con el que se intentaba prohibir en todo el territorio nacional la celebración de corridas de toros y otros festejos taurinos. La propuesta del legislador Juan Carlos Losada fue rechazada tras un largo y encendido debate que se prolongó durante más de cinco horas, bajo una enorme presión por parte del gobierno de Gustavo Petro, que apoyaba la abolición de la tauromaquia.
Al igual que ocurrió en Cataluña, la propuesta abolicionista fue modificada conforme se acercó la sesión definitiva, con ánimo de blindar ciertas formas de tauromaquia popular. Esto solo contribuyó a generar más discrepancias al poner en evidencia la hipocresía de los legisladores que lideraron la campaña contra la Fiesta. El pasado 1 de noviembre, tras las intervenciones de decenas de diputados y diferentes ponentes como el torero César Rincón, la sesión llegó a su fin con una votación que se decidió por la mínima, con 78 votos a favor de la libertad y la tolerancia con el toreo y 75 sufragios en nombre de la prohibición y la censura.
«Hubo una confluencia de temas negativos para el proyecto de ley, hubo mucho lobby por parte de los taurinos que llevan semanas aquí», explicó a la revista Semana el promotor de la iniciativa prohibicionista, Juan Carlos Losada. En realidad, como explicó La Economía del Toro, es el lobby animalista el que lleva años operando en Colombia con ingentes recursos llegados de organizaciones extranjeras.
El bloque de centro-derecha, conformado por representantes de distintas agrupaciones como Cambio Radical, Centro Democrático o el Partido Conservador, cargó duramente contra las incoherencias de la bancada animalista y también recalcó el golpe económico que sufrirían ciudades como Manizales o Cali en caso de prosperar la prohibición. De igual modo, estos legisladores se unieron para reivindicar la importancia de las tradiciones y, de hecho, anunciaron la creación de una comisión de seguimiento que permita blindar y proteger tales expresiones culturales.
Es importante, en cualquier caso, que la tauromaquia colombiana siga trabajando para hacer valer sus derechos, puesto que el presidente, Gustavo Petro, tiene un largo historial antitaurino a sus espaldas, hasta el punto de que llegó a perpetrar el cerrojazo ilegal de la plaza de toros de La Santamaría de Bogotá, que en los últimos años no ha celebrado festejos taurinos por la aprobación de pliegos de condiciones que, en la práctica, hacen inviable su explotación.