El periodista Hermann Tertsch divide a los europeos en dos bandos: el que acoge gozoso el legado cristiano y el que se declara heredero de la Ilustración, del marxismo – convenientemente adecuado a la posmodernidad – y de Mayo del 68
El afamado periodista Hermann Tertsch ha publicado este lunes en ABC un artículo en que se refiere a la guerra ideológica que se está librando en Occidente. Así, Tertsch, enemigo declarado de la corrección política, divide a los europeos en dos bandos: el que acoge gozoso el legado cristiano y el que se declara heredero de la Ilustración, del marxismo – convenientemente adecuado a la posmodernidad – y de Mayo del 68.
Hay diferencias sustanciales entre un bando y otro. El cristiano considera que el hombre está hecho a imagen de Dios, sí, pero es consciente de la onerosa carga del pecado original. El socialdemócrata, en cambio, percibe al hombre como un ser de naturaleza adaptable a cualquier abstracta teoría: ‘Más que batalla será una guerra de aniquilación, porque una parte al menos se juega la existencia. Es la que cree en el ser humano creado a imagen y semejanza de Dios. Sus ideas han hecho posible esta sociedad imperfecta e injusta pero libre, generosa, compasiva y capaz de enmienda y perdón como ninguna otra jamás habida (…) Los que están enfrente son los que creen que el hombre es indefinidamente moldeable, lo que hace posible transformarlo a él y a la sociedad a un estado de armonía y plenitud’.
En este sentido, Tertsch arremete contra quienes atribuyen a la Ilustración todos los logros alcanzados en tiempos posteriores, ignorando cuanto hay de valioso en la antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento. ‘La Ilustración no llamaba ni a la duda ni al escepticismo. Ni a la razón. Su primer gran producto práctico es pura irracionalidad: la Revolución francesa. La orgía de la muerte que sugería lo que iba a llegar en el Siglo XX’.
Por otro lado, el periodista se refiere al marxismo, ese ‘hijo ilustrado’ que llegó para imponer ‘verdades científicas’ y que ‘acabó peor que la Revolución francesa’; esto es, ‘con un siglo de miseria, hambre, dolor y más de 110 millones de asesinados’.
El tercer elemento en discordia es ‘Mayo del 68’, que dio a luz ese informe engendro conocido como posmodernidad y cuyo quincuagésimo aniversario celebraremos – o simplemente tendremos presente – el próximo mes. ‘La terrible herencia del 68 no dejó de avanzar y hacer daño en educación, instituciones, cultura, moral, hábitos y memoria’. Una herencia que Tertsch vincula a ese neomarxismo que ha mutado en ‘corrección política’ y en una ‘voluntad totalitaria’.
Pese al poder que acumulan los enemigos del cristianismo, el periodista abre la puerta a la esperanza: ‘El milagro está en que, pese a todo, no está decidida esta guerra. Y la voluntad totalitaria puede ser derrotada’.
