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Una científica desnuda la ciencia woke

La científica estadounidense Anna Krylov. Fuente: The American Conservative.

En The American Conservative, Rod Dreher relata el caso de Anna Krylov, una emigrante de la URSS que encuentra horriblemente familiar el clima laboral soviético y lo que está ocurriendo en su ámbito científico en su desempeño en los Estados Unidos. Dreher: «la rendición de toda una forma de hacer ciencia y practicar la medicina, sacrificada en aras de la creencia ideológica. Esto es una locura, pero también revela por qué lo woke no es algo simplemente irritante. Es una amenaza directa a los cimientos de nuestra civilización».

En un extenso y detallado ensayo publicado en Heterodox STEM, Krylov compara sus experiencias «pasadas y presentes» para encontrar paralelismos entre la URSS y los Estados Unidos de hoy. Si crees que todo esto es una exageración, lo más recomendable es que leas el texto completo de esta científica, y extraigas tus propias conclusiones. De momento, Krylov avanza que estas son algunas de las características comunes entre el totalitarismo soviético y el totalitarismo woke contemporáneo: «la atmósfera de miedo y autocensura», «la omnipresencia de la ideología (centrándome en ejemplos de la ciencia)», «la intolerancia a las opiniones disidentes (es decir, supresión de ideas y personas, censura y neolengua)», «el uso de ingeniería social para resolver problemas reales e imaginarios».

«La ciencia no se salvó de este control ideológico», escribe la científica aludiendo a su experiencia en la URSS, «cada institución tenía un departamento encargado de ejecutar este control y asegurar que la ciencia y los científicos cumplieran estrictamente con el marxismo-leninismo». «Esto creó daños duraderos y tuvo un impacto económico directo», recuerda.

La confirmación de las conexiones entre TikTok y el Partdio Comunista Chino, es un hallazgo interesante que ha sorprendido a la increíble cantidad de cero personas

A propósito, abro un paréntesis porque lo relatado por Krylov nos conecta inevitablemente con esto otro que cuentan los editores de National Review, que piden prohibir TikTok de una vez por todas: «Hay muy poco, si es que hay algo, que separe a TikTok de ByteDance. Y las conexiones de ByteDance con el Partido Comunista Chino, incluido un comité interno del PCCh que se reúne en la sede de la empresa para estudiar la ortodoxia del partido y que tiene un contrato para promover la propaganda en torno a los abusos masivos contra los uigures, son motivo suficiente para prohibir que TikTok opere en EE. UU.». La confirmación de las conexiones entre TikTok y el PPCh, así como el verdadero objetivo de la red social, que es el espionaje y la manipulación, son hallazgos interesantes que han sorprendido a la increíble cantidad de cero personas.

Volviendo a la ciencia, la experiencia americana: «Los artículos científicos están siendo retractados o auto-retractados. No por preocupaciones científicas, sino porque los hallazgos se consideran ofensivos para algunos. O porque contradicen la narrativa dominante». «El mecanismo de censura y represión es diferente al de la Rusia soviética», desvela Krylov, «no es administrado por el Gobierno, sino por los vigilantes de Twitter, por turbas indignadas que usan las redes sociales para exigir el castigo de aquellos cuyas opiniones consideran objetables». «Pero las turbas por sí solas no podrían imponer la censura», matiza, son «personas en posiciones de poder las que lo hacen: rectores de universidades, directores de departamento, editores de revistas». «Lamentablemente, algunas organizaciones están institucionalizando la censura», concluye.

«Las bibliotecas públicas se están convirtiendo en catedrales de la Iglesia Woke»

La marea del totalitarismo woke no se expande en una única dirección, como estamos viendo. Y si a menudo ponemos el foco sobre sus efectos en instituciones educativas, colegios y universidades, no está de más reparar en un problema que señala Tristan Justice en The Federalist para los Estados Unidos, y que se está produciendo exactamente igual en España: «Las bibliotecas públicas se están convirtiendo en catedrales de la Iglesia Woke», denuncia; «los propios bibliotecarios se están radicalizando como sacerdotes de su catedral, mientras que estas instituciones, financiadas predominantemente por los contribuyentes, se unen a los campus universitarios para empujar a los disidentes al exilio».

Relata The Federalist que, mientras medio centenar de bibliotecas han rechazado una función del autor y escritor Kirk Cameron sobre la fe, la familia, y la sabiduría bíblica, esas mismas instituciones ofrecen multitud de programas que promueven la «fluidez de género, la inclusión y la diversidad». «Cameron quería enseñar a los niños sobre el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la mansedumbre, la fidelidad y el dominio propio a través de una cosmovisión bíblica» sentencia Justicie; mientras que «las bibliotecas públicas quieren enseñar a los niños a travestirse y complementarse ofreciéndoles un plato de identidades de género confusas».

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