La petrolera británica BP tuvo un beneficio neto de 9.383 millones de dólares en 2018, un 176,8 % más que en el ejercicio anterior, gracias «al buen rendimiento de todos los segmentos del negocio», informó hoy en un comunicado a la Bolsa de Londres.
En su informe, indicó que el beneficio bruto el año pasado fue de 16.723 millones de dólares, frente a unos 7.180 millones de dólares en 2017, con una facturación total de 303.738 millones, un 24,18 % más que en el ejercicio precedente.
La facturación por ventas fue en 2018 de 298.756 millones de dólares, un 24,37 % superior a la del año anterior, mientras que el beneficio neto derivado de negocios conjuntos o «joint ventures» se situó en 897 millones de dólares, un descenso del 23,78 %.
BP explica también que el año pasado el beneficio neto en base al valor de reposición de activos fue de 12.723 millones de dólares, comparado con 6.166 millones de dólares en 2017.
La petrolera recompró en 2018 cinco millones de acciones ordinarias por un valor de 355 millones de dólares y tuvo un flujo de caja de 26.100 millones, con un retorno por capital invertido del 11,2 %, frente a un 5,8 % en 2017, señala en el comunicado.
Los pagos derivados del desastre humano y ecológico causado por un derrame de crudo desde sus plataformas en el Golfo de México en 2010 totalizaron el año pasado unos 3.200 millones de dólares.
La empresa ejecutó desinversiones en 2018 por 3.500 millones de dólares, mientras que prevé desprenderse de activos por un valor total de 10.000 millones de dólares en los próximos dos años, confirma en su nota.
Revela también que el dividendo correspondiente al cuarto trimestre del año pasado será de 10,25 centavos por acción, un aumento del 2,5 % frente al mismo periodo de 2017.
El consejero delegado, Bob Dudley, afirmó que la compañía tiene ahora «un sólido historial de rendimiento seguro y confiable, con una ejecución eficiente y disciplina de capital».
Dudley destacó que esto se está consiguiendo mientras «crece el negocio», con proyectos de mayor calidad, mejor comercialización de los productos y con «acuerdos transformadores», como la adquisición el pasado julio de activos de petróleo y gas de lutita de la minera BHP Billiton en Estados Unidos.