«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
en 2024 cerraron más de 5.000 establecimientos

España es ya el segundo país de Europa en el que más caen las ventas del pequeño comercio

Tienda de regalos en Oviedo. Europa Press

Mientras la economía española crece a un ritmo del 3,4% interanual impulsada principalmente por el gasto público, el pequeño comercio no logra salir del estancamiento. Según Eurostat, las ventas de este sector en noviembre descendieron un 0,6% respecto al mes anterior, consolidando una tendencia negativa tras la caída del 0,1% registrada en octubre. España se sitúa así entre los países europeos más afectados, empatando con Alemania y sólo por detrás de Bélgica (-2,4%).

Aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó un crecimiento interanual del 2% en las ventas del pequeño comercio en noviembre, este incremento se reduce a un modesto 1% al descontar efectos estacionales y de calendario. Esto queda muy por debajo de la inflación del 2,4% registrada en ese mes, lo que implica que, en términos reales, las ventas no están compensando el aumento general de precios.

Los expertos económicos señalan que el auge del PIB no se traduce en un beneficio directo para el consumo privado, ya que el crecimiento está sostenido por el gasto público. Esta disparidad refleja que los pequeños negocios siguen rezagados, atrapados en una ola de cierres que, según UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), ascendió a más de 5.000 establecimientos en 2024, una media de 417 cierres al mes.

Las políticas laborales recientes están añadiendo presión a este sector ya debilitado. La subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que ha aumentado en torno al 50% desde el inicio del gobierno de Pedro Sánchez, continuará en 2025 con un incremento que podría superar el 4%. Este aumento afecta especialmente a los pequeños comercios, que emplean a gran parte de los trabajadores con SMI, particularmente en sectores como la hostelería, la agricultura y el cuidado de personas mayores.

Además, la propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales genera preocupación entre los propietarios de pequeños negocios. Aunque esta medida aún enfrenta resistencia en el Congreso por parte de partidos como PSOE, Junts, PNV, PP y VOX, su posible implementación obligaría a las pequeñas empresas a pagar horas extra o reducir horarios, algo que muchos consideran insostenible.

A estos desafíos se suma la competencia feroz de grandes cadenas y plataformas de comercio electrónico, que intensifican su estrategia con promociones agresivas como días sin IVA o liquidaciones de stock. Según UPTA, estas prácticas colocan a los pequeños negocios en una posición de desventaja, afectando aún más su capacidad para competir y sobrevivir en un mercado cada vez más concentrado.

Con una economía que favorece a los grandes jugadores y políticas que aumentan los costos operativos, el pequeño comercio en España enfrenta un panorama desolador. Sin un plan específico de apoyo o medidas que equilibren el mercado, el ritmo de cierres podría acelerarse, afectando no sólo a los negocios, sino también a los empleos y las comunidades locales que dependen de ellos.

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