Un informe de Fedea, ha revelado que la renta de los jóvenes ha caído un 10% desde 2008, mientras que la de los mayores ha aumentado un 8%, lo que pone de manifiesto una clara brecha intergeneracional. El documento ha denunciado así que jóvenes ya no sólo enfrentan dificultades para acceder al mercado laboral debido a unas tasas de desempleo juvenil que se encuentran entre las más altas de la Unión Europea, sino que, además, se han visto excluidos de un mercado inmobiliario con precios desorbitados.
El investigador José Ignacio Conde-Ruiz ha explicado que, en términos generales, la renta media de la población ha descendido un 3% desde entonces, lo que refleja un empobrecimiento del país. No obstante, según datos del INE, los menores de 20 años perciben un salario medio equivalente apenas al 40% de la media nacional (1.017 euros al mes en catorce pagas), mientras que los jóvenes de entre 20 y 24 años cobran el 55% (1.223 euros), cifras claramente insuficientes para afrontar el creciente coste de vida.
Como consecuencia, esta situación económica ha retrasado la emancipación, elevando la edad media para dejar el hogar familiar en España hasta los 30,3 años (datos de 2022), cuando en 2008 era de 28,4. En contraste, en la Unión Europea esta edad ha ido disminuyendo y se sitúa actualmente en 26,4 años. Asimismo, sólo un 43% de los hogares jóvenes cuenta con vivienda en propiedad, frente al 70% que la tenía hace dos décadas.
En este contexto, Conde-Ruiz ha señalado que «la mayoría de las generaciones mayores accedieron a la propiedad en condiciones mucho más favorables». Por ello, el acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales factores de desigualdad intergeneracional ya que un joven menor de 25 años necesitaría dedicar casi diez años de salario íntegro para adquirir una vivienda o destinar el 50% de sus ingresos mensuales al alquiler, muy por encima del 30% recomendado.