«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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8 de noviembre de 2021

Alternativa contra alternancia

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante la clausura I Congreso ‘Frontera Sur’, en Las Palmas de Gran Canaria (Ep)

Detectar todo aquello que está mal, estudiarlo en profundidad y ofrecer soluciones a los españoles, eso lo que consigue que un partido se constituya en alternativa de gobierno.

Vamos a los hechos. En las últimas semanas, VOX ha presentado tres trabajos de una dimensión desconocida hasta ahora en la batalla cultural en España y en la Iberosfera. El primero, el documental de la Fundación DisensoDesenmascarando al Foro de Sao Paulo’ en la que voces relevantes del mundo hispano como María Corina Machado, Zoé Valdés, Eduardo Bolsonaro o Aldo Mariátegui, alertan de los métodos y la estructura de esa internacional castrochavista que ampara, alienta y financia con dinero de oscura procedencia y bajo la dirección de Cuba, el avance del comunismo en América Latina y en España.

El segundo, la Agenda España, una bateria descomunal de principios y medidas en defensa de los españoles normales frente a la Agenda 2030 de las oligarquías globalistas a las que está rendido —y vendido— el Gobierno socialcomunista. Y el tercero, la convocatoria, junto al Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, del I Encuentro Frontera Sur en Canarias sobre inmigración ilegal y su íntima y peligrosa vinculación con el islamismo.

Ambas iniciativas de VOX, insistimos, desconocidas en la batalla de las últimas décadas contra la narrativa del consenso progre, inciden en el estudio de dos de los enemigos más feroces de la soberanía nacional y de nuestra identidad occidental y judeocristiana. Sólo la disección de las causas y de los efectos perversos de las descabelladas políticas migratorias y de las tácticas de contemporización con el monstruo comunista, permitirá a los españoles dotarse en un futuro, esperemos que próximo, de los instrumentos necesarios para frenar esta deriva hacia el empobrecimiento de España como nación.

Más hechos. En las mismas semanas en las que VOX se presenta como alternativa de gobierno, el Partido Popular malvive en una guerra civil intestina fruto de un choque de egos, ambiciones personales y oscuros movimientos de jefes de gabinetes de presidencia. Todo lo anterior mientras los barones regionales del PP coquetean con el socialismo, mendigan sel apoyo de la izquierda a sus presupuestos regionales o asisten con una sonrisa, como el presidente popular de Ceuta, Juan Jesús Vivas, a convenciones socialistas promarroquíes en las que se insulta a cualquiera que se oponga al consenso progresista en materia de inmigración. El mismo consenso que llama «aliado y amigo» a un país que alienta un asalto a nuestra soberanía nacional.

Lo factual es que el Partido Popular ha vuelto a la táctica rajoyana de no hacer nada salvo desplazar un poco más el centro a la izquierda y esperar a que el socialismo haga lo que mejor sabe hacer: todo mal. Una táctica arriesgada hoy, en esta España fracturada, empobrecida, invadida y rehen de nacionalistas y comunistas, que no es la de tiempos de Zapatero cuando todavía podíamos malvivir de las rentas de la burbuja de los 90.

Los hechos confirman que el Partido Popular ha decidido que los límites de la batalla cultural contra la izquierda son las fronteras de su propio ombligo. Mala decisión de Casado y pésima decisión para Casado. España necesita con urgencia una alternativa, no una alternancia. Y eso también es un hecho.

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