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16 de junio de 2022

Lo de Feijóo es increíble

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Europa Press

Las declaraciones de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, y del expresidente Rodríguez Zapatero, militantes activos ambos del Grupo de Puebla, la sucursal social de la Internacional de la Miseria que es el Foro de Sao Paulo, son perfectas para entender qué es el socialismo español y hacia qué barranco nos conduce.

La bachiller Lastra rememoró emocionada las violentas alertas antifascistas lanzadas por aquel político que una vez fue Pablo Iglesias tras la entrada de Vox en el Parlamento de Andalucía y anunció que se repetirían si este domingo no se vota al PSOE. A eso, a rechazar el resultado de unas elecciones y convocar una movilización violenta como la de 2018, hasta Pedro Sánchez lo llamó corrupción política. Por cierto, aquella fue una de las pruebas más perfectas de que incluso un reloj sin maquinaria y con el cristal estallado —como nuestro presidente—, da la hora bien dos veces al día.

Zapatero, de quien nada esperamos salvo lo peor, elogió en público y sin rubor alguno la figura de los corruptos expresidentes andaluces Manuel Chaves (nueve años de inhabilitación) y José Antonio Griñán (seis años de prisión y quince de inhabilitación), responsables de la banda política y sindical que perpetró el mayor saqueo de fondos públicos de toda la penosa y larga historia de la corrupción en España.

Esto es el socialismo. Esto, en concreto: el elogio emocionado de la corrupción propia, da igual si política o económica. Para el socialismo español, sus fines justifican todos sus medios —urge una regeneración ética en España para acabar con ese pensamiento funesto—. Que alardeen de ello con una desvergüenza inaudita nos demuestra de qué material degenerado está hecho el socialismo del siglo XXI, heredero de las peores tradiciones del socialismo del siglo pasado.

Detener a este socialismo sin escrúpulos en el que dos de sus figuras más señeras (este es el nivel), Lastra y Zapatero, que lo son a pesar de sus demostradas limitaciones intelectuales, se jactan de su talante antidemocrático y corrupto, es una obligación ética. Por el bien de Andalucía, y por el bien de España. Con este socialismo no valen componendas. A este socialismo se le combate.

Por eso nos resulta increíble la noticia de que el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, maniobra en las sombras para conseguir un acuerdo con el PSOE para que facilite con su abstención un gobierno en solitario de Moreno Bonilla en Andalucía.

Esa noticia tiene, por fuerza, que ser falsa. Una de esas noticias cocinadas para influir en el voto del domingo en Andalucía. Es cierto que hemos tenidos muchos indicios en el pasado que señalan las ganas de los habitantes de Génova, 13 de llegar a un acuerdo con el PSOE que garantice la supervivencia del bipartidismo incluso a costa de que nada cambie; pero nos resulta imposible de comprender que Feijóo no vea las luces de la montaña sanchista a la que se acerca a toda velocidad en vuelo rasante.

Por si acaso alguien tuviera dudas: consulte la situación del centro-centrado-derecha en Francia. Si es que lo encuentra.

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