«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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7 de noviembre de 2022

‘Midterm’: comienza la reacción

Donadl Trump, durante un mitin en Nueva Jersey el pasado 24 de octubre (Rich Graessle / Zuma Press / Contacophoto)

Que Joe Biden es el peor presidente de la historia reciente de los Estados Unidos, por debajo incluso —incluso, oigan— de aquella nulidad llamada Jimmy Carter, empezó a fraguarse el día del discurso de su toma de posesión como cuadragésimo sexto (para los de la Logse: el 46; para los de tiktok: el cuarentayseisasvo) presidente de esa nación norteamericana.

Aquel discurso infame en el que, tras el bochornoso asalto al Capitolio, Biden identificó al supremacismo blanco (¿cuál?) como el mayor enemigo de la democracia, instauró la Justicia Racial como base de su Gobierno bendiciendo así la estafa del movimiento Black Lives Matter, y decretó la vuelta al multilateralismo como modo de defender la prosperidad y la paz en el mundo —ya vemos cómo estamos de prosperidad y de paz dos años después—, abrió los ojos a un buen número de sus votantes que en las elecciones presidenciales no habían calculado el coste que para la identidad de la nación suponía echar a Donald Trump y abrir las puertas de la Casa Blanca a Biden. En realidad, no al baizuo de Biden, que bastante tiene con que le indiquen el camino del dormitorio y le abran la cama, sino al wokismo; o lo que es lo mismo: al triunfo de la anormalidad sobre la sana y esencial normalidad.

Los pasillos del Ala Oeste de la Casa Blanca se llenaron de asesores (la tercera parte que los de Pedro Sánchez en La Moncloa, que quizá por ser un político pequeño los necesita más) del histerismo climático, la ideología de género y una catarata de políticas sentimentales e identitarias que han empobrecido la vida política, cultural y universitaria estadounidense y, por efecto contagio, de buena parte de ese Occidente que va ciego, a tumba abierta, por la cuesta abajo de la decadencia moral y formal.

En lo que a nosotros más nos debe preocupar, la Administración de Sleepy (dormilón) Joe —Biden, el dormilón—, es un absoluto desastre para la Iberosfera. En estos dos años, el Partido Demócrata que controla la Presidencia, el Congreso y de facto el Senado, ha alentado la retoma del poder del comunismo en la mayoría de las naciones hispanas, sometidas ya al imperialismo económico chino, con desprecio de lo que un presidente de los Estados Unidos debe proteger.

Hay un claro desequilibrio entre lo que los EE UU son y lo que los demócratas están empeñado en que sean. Por supuesto que es una nación imperfecta, cuál no, pero cometer nuevos y descomunales errores en vez de reparar los antiguos es una pésima idea. Nada diríamos si todo lo que ocurre allí no nos afectara de un modo extraordinario. El wokismo estadounidense no es una mariposa que agita sus alas, sino un huracán que cuando llega a la muy desnortada y colonizada Europa se convierte en un evento catastrófico ligado a la extinción de nuestra forma de vida.

Por todo lo anterior, y por cien razones más que están en todos los editoriales que La Gaceta de la Iberosfera se han escrito apelando a la defensa de nuestro ser, es por lo que las elecciones de medio mandato de mañana en todos los Estados de la Unión son de una importancia capital. Que la derecha estadounidense reconquiste el Congreso, plante cara en el Senado y coloque gobernadores clave en determinados Estados, no sólo pondrá las cosas más difíciles al wokismo, a la cultura de la muerte y al totalitarismo blando (que sin duda tirarán de veto presidencial para poder seguir manipulando la realidad), sino que anticipará un proceso de reacción que, en 2024, si ningún recuento fraudulento de votos lo impide, debe sacar a los demócratas de la Casa Blanca y devolverlos al rincón de pensar. Igual que ha ocurrido en Italia. Igual que debe ocurrir, ojalá antes de 2024, en España.

Mañana, en los Estados Unidos, hay una nueva oportunidad para la esperanza. No sólo para el futuro de esa nación, sino lo que es mucho más importante, para nuestro futuro y el de todas las demás naciones de la Iberosfera. A estas horas, las encuestas nos animan a comprar palomitas y a disfrutar del espectáculo. Ojalá sea bueno.

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