«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El oro plurinacional

A veces sueno como si fuera el periodismo del S. XX criticando al de este siglo, pero hay una razón: el papel diario era entonces un buen medio para transmitir noticias; hoy, no.
Todo amarillea en mis portadas, unos días más que otros, y lo que las cabeceras llaman hoy «exclusivas» dan a menudo ganas de llorar, como la que abre La Razón: ‘Los hijos de Maduro se alojan 18 días en el Ritz en plena ola de represión’. No sé si esperaban que los vástagos de un jefe de Estado se alojen en la Pensión del Peine, socialismo o no, pero a mí me parecería una noticia bastante más curiosa que esta.
Es un meme aburridísimo, de puro repetido, este de los adalides del proletariado viviendo tan bien como le permiten las circunstancias. Ninguna ideología va a cambiar al ser humano, y muy pocos van a optar por un albergue juvenil si pueden permitirse una suite en el Ritz. ¿Hipocresía? La que ustedes quieran, aunque no sé si sería más hipócrita aún escoger lo cutre.
Hoy está la cosa muy de patrias, reales e hipotéticas, y de glorias nacionales. Es foto común a tres de mis cuatro cabeceras Mireia Belmonte. Aunque la nadadora catalana ha hecho sobrados méritos para abrir periódicos estivales al ganar el oro en el Mundial de Budapest, tengo mis dudas de que abriera tantas de no estar el horno tan listo para los bollos.
Mireia, a su pesar, se ha convertido en un icono. Es catalana y habla de victoria de España, y eso inflama a muchos y sulfura a otros tantos. ¿Y qué hace Mireia para merecer tanta atención? Nada.
(Disculpen el juego de palabras; si no lo suelto, reviento).
Mireia en El País, de foto. Y como primer titular, ‘El PSOE de Andalucía no incluye la idea plurinacional’. El País, tampoco. No deja de tener gracia que Sánchez, que dirige el PSOE en perpetua oposición a sus barones periféricos, sea el hombre plurinacional.
Debajo, siguiendo con otra derivada del mismo palo, ‘La patronal catalana llama «golpe de Estado» a la ley del referéndum’. Y hay algo triste en que las voces que se recogen más firmes contra el secesionismo sean, o de fuera -ONU, Macron-, o del mundo del dinero. Es como si Cataluña tuviera que permanecer en España porque lo mandan los vecinos o por quedarse corta para comprar el billete a Ítaca. Ni un solo mensaje positivo, solo amenazas. No me gusta, no me gusta.
Ha sido muy comentado en redes sociales (¿a que es un recurso muy socorrido este?) el editorial de El País contra Podemos, ‘Cómplices de Maduro’, y no veo por qué. Prisa intuyó desde el primer día que los de morado eran el virus que minaría al PSOE de sus amores, y no puede decirse que yerren.

En El Mundo, Mireia, aún en el agua, alza los ojos y las manos al cielo en un gesto que podría ser la estampa devocional de una santa en éxtasis. ‘Mireia abraza la perfección’, es el eufórico pie.

Pero su primera es otra, a saber: ‘Imputado un alto cargo de Junqueras por ocultar gastos de referéndum’, y seguimos para bingo.
Y ABC recurre de nuevo al simbolismo en su portada. Una mano enguantada de albañil coloca un ladrillo que lleva tallado el número 18.813.300, el último dato en número de empleados según el INE. ‘El paro rompe el suelo de los cuatro millones nueve años después’.

No sé si el montaje fotográfico es muy acertado, la verdad. El Mundo titula el mismo asunto así: ‘El ‘boom’ turístico baja el paro a su mejor cifra desde 2008′, lo que sugiere que el crecimiento del empleo se ha dado mayormente en el sector servicios. Por otro lado, el ladrillo debería traernos malos recuerdos y no creo que muchos lo vean todavía como un símbolo de sólida y estable prosperidad.
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