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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

O nosotros o el caos, breve explicación del ‘no’ al Brexit

23 de junio de 29016. Desde esa fecha, las urnas no hicieron más que empezar a dar disgustos a la irresponsable aristrocracia global

Con el ‘Brexit’ empezó todo. Quiero decir, con el referéndum del 23 de junio de 2016, cuando una mayoría de británicos votó a favor de que su país saliera de la Unión Europea. No fue la primera votación que contradecía la voluntad de las élites europeas y nacionales, ya había habido varias consultas fallidas sobre la malhadada Constitución Europea, pero sí la primera que no había modo de ignorar. Y, desde esa fecha, las urnas no hicieron más que empezar a dar disgustos a la irresponsable aristrocracia global.

Desde el día siguiente, como con las elecciones norteamericanas que dieron la victoria a Donald Trump, empezaron las protestas y todo tipo de intentos y triquiñuelas para revertir el resultado. Y, cuando todo falló -¿cómo iba a anularse el resultado o repetirse un referéndum convocado por un gobierno hostil que echó toda la carne en el asador a favor de la permanencia y anunciado como definitivo?- se buscó otra táctica. Tras la dimisión del primer ministro, David Cameron, el gobierno quedaba en manos de una de sus ministras, Theresa May, que apoyaba la permanencia en la Unión, y desde Bruselas se dejó claro que harían con Gran Bretaña un escarmiento para que ningún otro país tuviera la extraña idea de que se podía escapar.

Resultado: un proceso de negociación de salida exasperantemente prolongado y leonino que no pudiera aceptarse. Eso es lo que presentó May en los Comunes, y eso es contra lo que han votado los diputados por abrumadora mayoría.

La prensa, naturalmente, es parte en este proceso. Ya hemos dicho en muchas otras ocasiones que los grandes grupos mediáticos limitan sus papeles de enfrentamiento a la elección en clave nacional entre Pin y Pon, el reparto de poder entre tribus que representan más o menos lo mismo y que van a aplicar las mismas políticas en lo esencial. Pero en lo importante, en lo que cuenta para sus dueños, son las cabeceras tan unánimes como furiosas.

‘La aplastante derrota de May agudiza la crisis del Brexit’, abre El País. Para los de Prisa, lo de ayer es una excelente noticia: deja a las claras que intentar escapar de Bruselas es cortejar el caos y sentencia a los conservadores para las próximas elecciones, que podrían tener que adelantarse.

El Mundo cambia ‘aplastante’ por ‘humillante’: ‘Una humillante derrota de May deja el Brexit en el limbo’. Que es donde todos ellos querrían que se quedase para siempre. Las urnas las carga el diablo.

La derechita, como ya es costumbre, se excede para compensar el imborrable estigma de no ser reconocida como suficientemente progresista. Así, abre con una Union Jack en una de cuyas barras se transparenta la cara no excesivamente agraciada de May con el titular: ‘Presos del Brexit’. Es una curiosa formulación, ¿no les parece? ¿Creen que si hubieran renunciado al referéndum o en este hubiera salido el ‘Sí’ a algún periódico convencional se le hubiera ocurrido titular ‘Presos de Bruselas’?

Por último, La Razón: ‘El Brexit del caos’. Recuerda al viejo chiste de Perich, ‘O nosotros o el caos’. Supongo que es lo que se entiende por ‘periodismo objetivo’

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