Amsterdam, no Barcelona, será sede de la Agencia Europea del Medicamento. La ciudad condal era una candidata entre varias, todas ellas con opciones, pero hemos decidido unánimemente que sería con toda seguridad la elegida si no fuera por la proclamación de la DUI/la aplicación del 155, según lea usted la noticia en medios nacionales o nacionalistas.

Leer medios ‘procesistas’ es divertido a este respecto. Descartan por completo, absolutamente, sin un segundo de vacilación, con una sonrisa de suficiencia e ironía, que la UE hubiera tenido reparo alguno en situar su sede en la capital de una región cuyo gobierno había proclamado que salía de España y, por tanto, de la UE.
A quién se le ocurre: lo que pasa es que en Bruselas no querían poner la dichosa sede en un país de tan escasa cultura democrática -España, naturalmente, no Cataluña-, como protesta contra la aplicación del 155, por la terrible violencia policial que atestó de heridos los hospitales el 1-O, porque Rajoy «no ha mogut un dit» por Barcelona, porque el Rey llamó en secreto a los comisarios para que no pusiesen la sede allí…

Pero en los medios no separatistas están igualmente seguros de que ha sido solo y exclusivamente por aquello que descartan con total certidumbre los secesionistas. Yo, la verdad, si fuera el alcalde de Amsterdam me picaría. Vamos, que la ciudad holandesa, o la propia Milán, no parecen malas candidatas, no sé. Y ni siquiera me he referido al detalle no menor de que, cuando se planteó la candidatura, la alcaldesa de Barcelona se mostró hostil.
El País se contiene al dar la noticia: ‘Barcelona pierde la Agencia del Medicamento’. Como quien pierde un mechero.
No es su noticia principal, que va por el lado de la reforma constitucional, según los conspiranoicos -entre los que me encuentro en momentos de debilidad- la pactada razón de ser de todo este embrollo. ‘Una reforma para fijar los poderes de las autonomías’, así sin verbo, como algo que no pasa, sino que es.
Leo el primer sumario: ‘La reforma constitucional no está concebida para dar satisfacción al separatismo’. Lo que disipa todas mis dudas y vacilaciones: está concebida para dar satisfacción al separatismo.
Mis otras cabeceras abren todas con la AEM y están más que seguras, escalonando la apasionada retórica de su certeza.

Para ABC, ‘Barcelona paga el precio del separatismo’, no tiene que decir ni cómo ni cuál en el titular. Sinceramente, si el ‘precio del separatismo’ es ese, me parece una ganga, perfectamente asumible.
En El Mundo, ‘Europa castiga a Barcelona por alentar la independencia’. ¿Y a Milán por perder contra el Nápoles?

Pero quizá se lleva la palma La Razón, con esto: ‘El soberanismo arrebata a Barcelona la Agencia Europea del Medicamento’. Vamos, que ya tenían un pie allí, ya estaban pintando los rótulos y, ¡zas!, llega Puigdemont y tienen que irse. Solo les falta añadir un «¡muajajaja!» siniestro.
Pobre Amsterdam.

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