Los que pusieron en marcha el sueño secesionista catalán eran todos gente de orden. Difícilmente se encontrará un partido más netamente burgués que Convergencia.
Los burgueses no saben hacer una revolución, y los jacobinos no tienen los medios para llevarla a cabo. Por eso los primeros acaban usando a los segundos confiados en que podrán pararlos cuando hayan logrado el ‘cambio de guardia’, algo que jamás sucede. La revuelta, una vez iniciada, adquiere una dinámica propia que se repite en la historia con monótona regularidad: cada facción es superada en celo revolucionario por otra más radical, hasta el caos.
Los que pusieron en marcha el sueño secesionista catalán eran todos gente de orden. Difícilmente se encontrará un partido más netamente burgués que Convergencia, con su nombre clásico o con el nuevo. Ellos quieren lograr sus fines desde el despacho, con paz y ley, sin que les cambie la vida ni se frustre el veraneo enla casita del Ampurdán. Pero han entendido que el modo de presionar es aliarse con grupos que están más por tirar por la calle de en medio y ahí nos las den todas.
Es un pacto fáustico, porque los nuevos aliados exigen su libra de carne, un modelo social que destruye el modo de vida que los ‘convergentes’ desean conservar a toda costa. La vieja ilusión de jalear la jauría contra el enemigo y esperar que no se vuelva contra uno se repite ante nuestros ojos.
Tienen los procesistas la mala suerte añadida de que los suyo coincide con otro intento de saltarse la ley con nuevas leyes, y así llevamos ya varios días consecutivos en los que en las portadas de los periódicos coinciden el sangriento colapso venezolano con el ‘procés’, lo que no parece que sea un logro propagandístico para Puigdemont et al.
Así, la primera noticia de hoy en El País es que ‘Maduro endurece la represión tras el golpe de la Constituyente’, pero la foto corresponde a Barcelona, concretamente a una pintada en El Carmel con un ‘Fuck tourism’, que seguro que no se lo tengo que traducir. Y abajo del todo nos cuenta que ‘Los ataques al turismo abren otra brecha entre la CUP y Puigdemont’. Teniendo en cuenta que Barcelona es la primera o la segunda ciudad más visitada del mundo, se entiende.
Mis otras cabeceras salen con lo mismo, pero apelando a lo emocional en las fotos, algo que siempre me ha dado mucha grima en prensa. ABC lo hace con la mujer y la hija del detenido/secuestrado alcalde opositor Ledezma, la primera colocando una mano tranquilizadora sobre la mejilla de la llorosa adolescente. Mitzy Capriles, que así se llama la mujer, da al diario monáquico su titular: «El dictador Maduro los detuvo porque está aterrado por su fracaso».
De la misma escena emocional extrae El Mundo una foto distinta para su primera, a sumar a otra, de pésima calidad, arriba, que muestra a los policías bolivarianos volviendo a detener al opositor Leopoldo López.
‘Maduro rapta a los líderes opositores tras la farsa de la negociación’. ‘Rapta’ y ‘farsa’ son palabras mayores con las que el rotativo se define claramente sobre el proceso venezolano. Debajo de la foto madre-hija, otro titular, también entrecomillado como el de ABC: «El dictador sigue el ejemplo de los calabozos cubanos».
Al lado, el segundo tema del día: ‘La CUP alimenta la ‘turismofobia’ apoyando el vandalismo en Barcelona’. Les va a quedar un ‘nou Estat’ precioso.
El ternurismo sube de grados en La Razón, pero cambia de protagonistas: Leopoldo López acariciando el vientre recién concebido de su mujer, Lilian Tintori. Arriba, como primer titular, ‘Maduro exhibe su «suprapoder» y encarcela a López y Ledezma’.
Debajo: ‘Fracaso de la Hacienda catalana: solo 50 empresas pagarán sus impuestos’. Este ‘sus’, imaginamos, se refiere a la Hacienda catalana, no a las empresas que, imagino, pagarán todas sus impuestos de ellas.
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