El Atlético de Madrid, que se ha alzado con la Europa League tras vencer por 3-0 al Olympique de Marsella, es foto de primera en tres de mis cuatro cabeceras. Y, sin ser futbolero, agradezco la imagen porque la disidente, en El País, me enseña a siete alegres ‘procesistas’ en una terracita brindando sonriente porque Bélgica ha vuelto a humillar a España.
Las glorias deportivas: en eso está quedando el orgullo nacional, en un juego.
El Gobierno, que no desaprovecha ocasión de hundirse un poco más en la vergüenza y de justificar la sangría de votos que reflejan las encuestas, leo en el primer titular de El País, «se interesa por la situación de presos de ETA». Qué bonito eufemismo, «se interesa».
¿Es ese el precio, o una parte del precio? Parece increíble contemplar el marasmo de la situación catalana, ganado a pulso por cuanto gobierno ha pasado por La Moncloa, y ver que el actual, lejos vestir de vil sayal y cubrir su cabeza con ceniza en señal de la arrepentimiento sigue subiendo la apuesta, empeñado en la misma actitud que nos ha traído a este callejón sin salida.
A la derecha, ‘Los partidos acuerdan que un nuevo 155 incluya a TV3’. Discúlpenme si no me emociono.
Debajo, ‘Contra los debates sin mujeres’. Un pasito más de la histeria feminista: «Un grupo de académicos pide boicotear las mesas redondas sin presencia femenina». ¿En qué sentido es esta sandez noticia? ¿Cuándo se va a dejar de insultar y humillar a las mujeres con esta protección paternalista? ¿Cuándo se ha decidido que lo importante de una discusión es el sexo y no la competencia y el ingenio de los participantes? ¿Por qué el boicot no se refiere a debates donde solo participe un sexo, aunque sea el femenino? Si hay un asunto tan especializado que solo existieran o pudieran obtenerse tres expertos de renombre y los tres fueran varones, ¿tendríamos que privarnos de él o colar a una mujer de menor nivel simplemente como florero? ¿Es eso el feminismo?
ABC nos informa, en su intento de convertirse en el sucedáneo del Marca, ‘El Atlético vuelve a ser grande en Europa’, lo que, imaginamos, compensa a juicio del decano de la prensa madrileña que el Estado sea cada vez más pequeño.
‘Bélgica alega un defecto formal para volver a humillar a España’, abre El Mundo. Ah, esa unidad europea, esos Estados Unidos de Europa que tanto emocionan a nuestro adalid contra el separatismo catalán, Albert Rivera, qué mágica utopía promete ser.
Insiste La Razón: ‘Llarena defiende su euroorden y rechaza enviar otra a Bélgica’.
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