«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Doce años de 'populismo' o el masoquismo húngaro

Abre El País con una terrible foto de cadáveres tapados con mantas sobre el suelo y bajo el titular ‘Decenas de muertos en un presunto ataque con armas químicas en Siria’.


Ese ‘presunto’ está bastante justificado, creo, aun tratándose de El País. La información nos llega por los Cascos Blancos que, nos dice el diario, es una «ONG siria», dos mentiras en dos palabras.

Yo les cuento y ustedes deciden qué creen, ¿vale?
Siria lleva inmersa en una terrible guerra civil desde hace siete años. Cuando el gobierno, que prácticamente controla ya casi todo el territorio y tiene concluida la contienda, fue acusado por última vez por los mismo agentes de haber bombardeado con armas químicas, Estados Unidos, que por boca de su presidente había anunciado que el cambio de régimen ya no era una exigencia, cambió bruscamente de opinión y bombardeó el país.
El presunto bombardeo de ahora ha sido sobre Duma, que el propio periódico define como «último bastión insurgente», y poco después de que Trump anunciara su disposición de sacar las tropas del país. Es decir, a Assad solo le queda un trocito de Siria por tomar para dar por finalizada la guerra, momento en que decide el movimiento con cero valor estratégico de gasear niños sabiendo que eso es lo que va a poner contra él a toda la comunidad internacional y, más importante, cabrear a la única hiperpotencia mundial y arriesgar así una victoria que ya tenía asegurada.
Tiene sentido, ¿no?
Vale, seguimos con los titulares.
Abre El País: ‘El respaldo a los presos del ‘procés’ divide a los sindicatos’. Uno va al diccionario de la RAE y se encuentra definido ‘sindicato’ como «asociación de trabajadores para la defensa y promoción de sus intereses» y, claro, no entiende mucho.
A la derecha, ‘Orbán busca consolidar su populismo xenófobo en Hungría’. Tengo la primera edición, así que entro en su página en Internet y me encuentro: ‘La tercera victoria de Orbán consolida el populismo xenófobo en Hungría’.
Otra vez el pueblo votando mal. Va a haber que hacer algo con esto de la democracia; creo que en Bruselas -en ese club europeo tan amado en estos lares que gobierna una casta que nadie ha votado- ya están en ello.
Hay aquí un serio problema. Con el populismo, me refiero. Hablar de ‘populismo’ tiene sentido cuando aparece un partido nuevo que promete el oro y el moro, engañando al pueblo con falsas promesas. Entonces podría tener sentido decir, si vence o crece en escaños, que el pueblo ha sido seducido, hipnotizado, por un charlatán.
Pero Orbán lleva dos mandatos, dos. Y para su tercero encuentra que los húngaros no solo siguen votándole, sino que le dan una mayoría superior a las anteriores. ¿Han estado dormidos estos ocho años? ¿Les ha engañado la realidad? ¿Qué pasa cuando el ‘populismo’, después de vivirlo ocho años, sigue gustando? ¿Nos replanteamos la democracia?
Luego está lo de la xenofobia. Deberíamos darle un par de vueltas al concepto, en general a todos esos que sugieren desarreglo mental al calificarlos de ‘fobias’. Pero este no es el lugar.

En la portada de ABC veo a un tipo que no me suena mirando al infinito con cara de preocupación. Me entero que es el nuevo ministro de Economía, Industria y Competitividad, Román Escolano, y que el titular entrecomillado es suyo, de una entrevista que concede al diario: «Tengo una agenda reformista y buscaré el diálogo para aprobarla».
Con semejante ‘click-bait’ no va a quedar un solo ejemplar en los quioscos, al tiempo. «Reformista». «Diálogo». Suena tan rompedor, novedoso, excitante…
En El Mundo, la foto de un tenista tirado sobre la pista. Arriba, ‘Rajoy ridiculiza a Rivera pero no renueva el mensaje del PP’. Vaya, dos mensajes en un titular y ninguno de los dos es noticia.

En la foto de La Razón, dos niños intoxicados por el malvado Assad. Uno necesita un Excell actualizado de cuándo se puede y cuándo no usar imágenes de niños, porque no es fácil aclararse. En La Razón no hay ‘presunto’ que valga, a diferencia de El País, por un fenómeno que ya hemos estudiado en otras ocasiones: El País, al ser ‘progresista’, no tiene nada que hacerse perdonar; La Razón, sí, así que cuando coincide en algo con la respetable opinión de la izquierda debe extremar su posición.

Arriba, su primer titular contrasta llamativamente con el de El Mundo: ‘Rajoy traslada en privado a los barones la alerta por Cs’. Tan privadamente que es titular de apertura de ‘su’ diario.

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