El discurso

Desde que tengo uso de razón, los discursos de Navidad del Rey me hacen sentir aún más idiota que de costumbre.
Los oigo y me parecen todos ajustados a un esquema razonablemente simple y cauteloso: hace unas cuantas referencias a cosas que han pasado en el año, lamentando las que la mayoría considera malas y alegrándose de las que se suelen tener por buenas, nos dice que estamos bien pero que podríamos estar mejor, o que estamos mal pero vamos a salir adelante. Salpimenta su discurso con adjetivos con connotaciones positivas («dinámico», «moderno», «plural», etcétera) y ya. Bien, no sé, como debe ser.

Uno no suele oírlo como quien escucha a la Pitia de Delfos o a la Sibila de Cumas, esperando portentos y revelaciones fabulosas, precisamente. Pero luego lee los periódicos y uno descubre, frustrado, como cada año, que no se ha enterado de nada.
Leo, por ejemplo, abriendo El País, que ‘Los partidos interpretan que el Rey invita a las reformas’. Más concretamente: «PP, PSOE y Ciudadanos ven el mensaje como una llamada a la modernización y el cambio».
Oh, bueno, no sé; quedaría raro que Su Majestad hubiera realizado una llamada a la «antigüización» y a la inmovilidad. «Cambio» es la palabra más usada en los lemas políticos, porque a nadie parece pasársele por la cabeza que un terremoto o una guerra también traen cambios, y tiene una extraña connotación positiva. En cuanto a ‘modernización’, solo hay que ver las colas cuando Apple saca una nueva versión de su iPhone.
Debajo, como titular de un tema sobre las novedades que nos ha traído el año que concluye, leo: ‘Más empleo y más precariedad’, y como sumario, «la alta tasa de temporalidad y los bajos salarios ahondan la desigualdad y lastran las cifras de afiliación a la Seguridad Social». ¿Ven? Ahí tienen su ‘cambio’ y, si me apuran, su ‘modernización’.
 

En la foto, Kenji Fujimori ayuda a su padre, Alberto Fujimori, postrado en una cama de hospital, a leer en el móvil un mensaje por el que se le concede el indulto.
Arriba a la derecha, ‘El PP pone en marcha una estrategia para frenar a Ciudadanos’, que en eso, más que en mejorar nada, consiste la prioridad de los partidos.
ABC -¿alguien lo dudaba?- saca primer plano de Su Majestad: «El Rey volvió a ponerse al frente de los españoles», definición de libro de titular que no dice absolutamente nada.
En el sumario, cuenta que «PP, PSOE y Cs hacen suya la apelación del monarca a los independentistas para recuperar la concordia en Cataluña». Hubiera estado, una vez más, raro que prefiriese la discordia.
 

En la foto de primera de El Mundo, el Papa Francisco sostiene en brazos una talla del Niño Jesús, y el pie informa que Su Santidad se ha pronunciado por la solución de dos Estados en el conflicto israelo-palestino. Estaré muy atento al próximo mensaje del secretario general de Naciones Unidas para saber qué opina de la Unión Hipostática del Verbo.
Y seguimos con las palabras huecas abriendo: ‘Cs y PSOE piden a Rajoy que escuche al Rey y salga del «inmovilismo». Es decir, que con tal de que el Gobierno haga algo, lo que sea, y no se esté quieto, da igual si manda la flota a ocupar Irlanda.
Los otros cuatro temas podrían llevar el antetítulo común de ‘Crimen y Castigo’:
‘Los independentistas planearon obligar a los Mossos a desobedecer’
‘La jefa de Delito Fiscal alega ante la juez que Ronaldo debe ir a la cárcel’
‘Indignación en Perú por el indulto ‘político’ a Fujimori’
Abriendo La Razón, ‘Junqueras acatará la ley en el Supremo para ser president’. Más paripé, es la guerr.
Y como comentario al discurso navideño con que iniciamos esta columna, ‘El bloque soberanista acusa al Rey de «apelar a la represión». Miren, yo ya.
Y: ‘El ‘síndrome de Estocolmo de las niñas raptadas por Boko Haram’.

Abriendo La Razón, ‘Junqueras acatará la ley en el Supremo para ser president’. Más paripé, es la guerra.
Y como comentario al discurso navideño con que iniciamos esta columna, ‘El bloque soberanista acusa al Rey de «apelar a la represión». Miren, yo ya.
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