La repetición hace callo, y ahí está a menudo el peligro para el observador. Quien cada día se enfrenta a esa realidad oficial, y la ve trillando senderos y volviendo como el perro a su vómito, lo tiene muy difícil para no desalentarse.
Si la realidad se empecina en repetirse, ¿cómo contarlo sin que quede rutinario el reflejo de la rutina política?
De Sánchez se dijo mucho que era un botarate inane que mentía sin parar y cambiaba de dirección a la menor brisa, y por eso llevó al PSOE a su peor resultado electoral del presente régimen. Ahora gobierna y hace exactamente lo esperable, lo previsto. ¿Cómo contarlo?
Ayer, RTVE le dedicó un publirreportaje de los que son rutina en Corea del Norte, y luego un programa para explicar y glosar el reportaje de Pedrito corriendo por la Moncloa y acariciando a su perro. Y leo hoy en la primera de El País, arriba, que ‘El Gobierno estudia desbloquear RTVE mediante un decreto’.
Como no sabía que estuviera bloqueada, he empezado a leer a ver si me enteraba de qué va la vaina, y me encuentro esto: «La ley de 2017 se aprobó hace ocho meses con el aplauso de los trabajadores de RTVE, pero no ha logrado evitar que la corporación siga en manos del PP».
Sí, parece que esa televisión que ayer le hizo a Sánchez el tratamiento Kim Jung-un está en manos del PP. Y eso, señores, lo explica todo o, por lo menos, mucho.
La ‘derecha’ oficial es una facción que acepta implícitamente su ilegitimidad, y con eso está dicho todo.
Derechita que ahora está a ver quién ocupa el primer puesto de traidor, de trampa y espejismo para que quienes no son del PSOE se traguen políticas del PSOE sin patalear demasiado.
Se pensaba en Feijóo, alguien lo dijo y estas cosas se repiten y en el PP son cualquier cosa menos originales. Pero el gallego prefirió quedarse en cabeza de ratón que arriesgarse al más que probable resultado de jefe de una oposición inverosímil. Además, estamos en vías de federalizar España, con lo que puede tocarle gobernar un señor Estado.
Es la primera noticia de tres de mis cabeceras, segunda en La Razón, que le va más vapulear a Sánchez, y foto de primera en todas.
Para El País, ‘La renuncia de Feijóo agudiza la batalla por el liderazgo en el PP’. Imagino que sí, que es batalla, y que es mi sagrada obligación interesarme por ella, aunque me sienta como un becario de Marca tratando de ponerle emoción a un partido entre el Villasequilla de Yepes y el Almunia de Villagodina.
ABC lo saca aplaudiendo en primer plano, dando la espalda a un grupo que también aplaude, presuntamente a él, lo que hace un poco raro. Nos hemos vuelto muy aplaudidores de un tiempo a esta parte, aunque no sé si debería aplaudir el autoaplauso como prueba de sinceridad en quienes sabemos que se aman tanto.
‘Feijóo renuncia a liderar el PP y apuesta por la renovación radical’. No sé qué expresión aborrezco más, si la de «apostar por» -algo que suele hacerse en política con capital ajeno- o la de una «renovación» lampedusiana que solo remoza las fachadas. Nunca entendí demasiado el arrollador atractivo de la palabra ‘nuevo’, como si el infierno no pudiera suponer una novedad, pero, de verdad, no se puede estar todo el día renovando la renovación y cambiando el cambio.
Dice ABC que ha dicho Feijòo que «el partido necesita caras nuevas», a lo que solo me queda comentar que no sé si serán muy ‘nuevas’, pero estoy seguro de que serán muy ‘caras’.
En El Mundo lo sacan muy líder municipal, con un grupito de aplaudidores reducido pero entregado. Arriba cuentan que ‘La espantada de Feijóo abre el choque Santamaría-Cospedal’, con su esperanza de ofrecernos un espectáculo de lucha en el barro.
Como pie de foto, palabras del no candidato: «No puedo fallar a los gallegos». Toda la gracia de la democracia estaba en ser un régimen más de leyes que de personas, y aun estas intercambiables porque, se suponía, se limitaban a traducir en leyes la voluntad popular. Y ahora no hay líder que no se considere más imprescindible que Luis XIV.
Abajo, ‘Sánchez ve «razonable» acercar a Cataluña a los presos del ‘procés’, porque no hay nada que ayude tanto a ver la razonabilidad de las cosas como deber tu puesto a quienes quieren que las veas así.
La Razón abre con: ‘Sánchez aspira a no tener que pasar por las urnas hasta 2020’, como si fuera alguna sorpresa. Debajo, ‘Feijóo se aparta y desata la guerra por la sucesión en el PP’.