Las tiranías silenciosas

Los datos del CIS sobre intención de voto los tuvimos hace unos días y fueron primera en todas nuestras cabeceras, pero ahora El País abre con una encuesta más radical cocinada por la demoscópica de la casa. En ella, Ciudadanos y Podemos sobrepasan a los dos partidos que se han turnado en el gobierno de nuestra democracia presente desde su origen.
‘Caída histórica de PP y PSOE por el auge de los nuevos partidos’. Sé lo que estáis haciendo, amigos de Prisa.
En la foto, unos tipos trabajan en la construcción del estrado de la ceremonia de inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén.

A la derecha, ‘La abstención de la CUP entrega a Torra la presidencia de Cataluña’. Rajoy ya ha dicho que no le gustan las cosas que dice Torra pero que va a esperar a ver qué hace. ¿Qué va a hacer, Mariano, si lo ha dejado clarísimo? Esperar al desastre pasivamente es la especialidad de nuestro presidente, una de esas cualidades que explicarían la encuesta de Metroscopia.
En ABC, Manuel Chavez y José Antonio Griñán conversan. ‘Agencia de colocación» en la Junta al servicio del PSOE’, es el titular de portada, donde se nos ofrece el dato anecdóctico significativo de mi puesto vocacional: ‘Un exalcalde fichado como «técnico» cobraba por leer la prensa y dormir en el trabajo’.

En El Mundo, la foto de espaldas de una de las víctimas de Alsasua, entrevistada, una de cuyas declaraciones convierte el diario en titular de primera: «Tenemos que dejar Alsasua, gana el terror, gana el miedo».

El nacionalismo es esto, al final. O, si se prefiere, esta es su consecuencia inevitable. Supongamos que yo fuera un ferviente partidario de la independencia de Vasconia o de Cataluña. Podría ser, perfectamente. Pero si quiero la independencia de mi ‘nación’ será, primero, porque la amo, y si la amo, lo último que querré es verla convertida en una sociedad oprimida por el miedo y una violenta ‘omertà’. Nada podría desear menos que verla en poder de sus miembros más cerriles, de quienes la prefieren hundida en el caos y sofocante de odio, convertida en un espacio donde la ley real, la práctica, la dicten los elementos más intolerantes a base de amenazas y con el silencio cómplice de la masa.
Imagino que muchos independentistas no quieren esto; imagino que muchos creen que, una vez lograda la ansiada independencia, todo esto desaparecerá. Imagino, en fin, que hay mucho ‘pensamiento Alicia’ en el enrarecido entorno nacionalista.
Abajo, ‘La CUP permite investir a Torra para que «haga efectiva la república». Este es el tipo frente al que Mariona prefiere esperar a ver qué hace. Lo extraño es que el PP no haya desaparecido aún del mapa electoral.

Lejos de provocar la actitud de Rajoy una rebelión entre las cabezas aún pensantes de su partido, e incluso de las meramente dotadas de cierto instinto de supervivencia política, el ‘prietas las filas’ domina ese partido fantasmal. En la foto de La Razón aparece un sonriente Maíllo cruzando un paso de cebra y con declaraciones suyas sirviendo de titular al segundo tema: «Veo a Rajoy con ganas y disponibilidad de volver a ser candidato en las Generales».
Este no es el miedo de Alsasua, no es el miedo a la violencia. Es un miedo más miserable, el terror a perder la poltrona.
Arriba, de primer tema, ‘El TS no revisará la libertad de los presos tras el nuevo Govern’.