«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Mañana de resaca

Rato despojándose con un gesto arrogante de su elegante bufanda para hablar ante la Comisión del Congreso que investiga la crisis financiera abre El País.

El ex ministro se ha despachado a gusto con sus antiguos colegas y compañeros de partido, dibujando el deprimente panorama que uno ha acabado esperando de nuestra clase política.

El Mundo lo llama, con razón, ‘ajuste de cuentas’. Rato puede mirar a los ojos a sus acusadores y torcer con desprecio el gesto, diciendo con la mirada: «¿y me lo dices tú, precisamente?». Sabe lo que hay, y no es bonito.
En el panorama político, nuestra época no es en absoluto peor que muchas otras; es solo más mezquina, más pequeña en sus venalidades, más garbancera en sus rebeliones, más timorata en sus latrocinios y mentiras.
Mas se va, abandona. Esa es la noticia de primera en todas mis cabeceras:
EL PAÍS: ‘La crisis en el separatismo provoca las primeras bajas’
ABC: ‘Mas abandona cercado por la Justicia y por Puigdemont’

EL MUNDO: ‘Mas se va, incapaz de controlar el plan de ruptura de Puigdemont’
LA RAZÓN: ‘Mas dimite acorralado por la corrupción del Palau’
Ha organizado el incendio que consume Cataluña y le asusta. Es, al fin, un ‘botiguer’, un hombre de orden.

Un líder, un movimiento político, pueden sobrevivir al fracaso, a la incomprensión, a la derrota. Difícilmente sobrevivirán al ridículo. La carcajada general es más letal que la persecución y la represión.
El año político empieza gris plomizo, con la jaqueca punzante de la resaca y el recuerdo de haber hecho bastante el ridículo en la juerga de la noche anterior.

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